Cuando la afición cabal y la otra salían de la plaza ordenadamente y no en estampida después del maltrato psicológico sufrido tras una bochornosa tarde en la que había para entregar el carné y no volver nunca más merced a una corrida impresentable de José Luis Pereda podrida por dentro; cuando las cuadrillas ya estaban en la furgoneta camino del hotel; entonces, tres fenómenos se erigieron en los triunfadores de la tarde: salían por la puerta de servicios llevando una paella con claros síntonas de haber sido devorada entre más de diez, los verdaderos artífices de la gran faena de la tarde. Y la banda de música haciendo gala de una supina ineptitud todavía tuvo la desfachatez de ponerse a tocar fuera de la plaza ajena al cabreo de tres pares que llevaba cualquiera que ame y respete la fiesta de los toros aunque sea un poco.
El desastre merece pocas líneas más. José Luis Pereda en dos días, Madrid y València, debe tener una cosa más que clara: sus toros no merecen pisar ninguna plaza, la mejor solución es el matadero. Moruchos hasta decir basta, tanto que llamarlos mansos es hacerles un favor. Descastados, feos, sacados de tipo --y dicen que tienen procedencia Núñez-- inválidos, anovillados aun rondando los cinco años, sin entrega alguna, vulgares, pura basura.
Curro Díaz tuvo ocasión de sacar el pincel de su muleta y ante la cansina y media embestida del cuarto hizo sus cositas con gusto hasta cortó una oreja que no va a ninguna parte tras una casi entera en el sitio y perfectamente ejecutada. Barrera estuvo algo aperreado con el geniudo quinto hasta que se rajó. Y Aguilar no pudo hacer nada, y en lo único que podía, matar bien, pegó un petardo.
Hasta los alemanes protestaban en su lengua ante una tarde como para no volver. Y habrá quien no vuelva. Habrá quien a sentido como en pocas palabras le han echado. Y habrá de otros que acabaremos volviendo esta misma tarde sabedores de que lo presenciado ayer es vergonzoso.
PS: Lo que nada tuvo que ver con la tarde fue el emotivo minuto de silencio en recuerdo de Jaime Marco 'El Choni' en su plaza de València.
Andrés después de ver la últimas corridas de esa ganadería, no te podías esperar más.
ResponderEliminarNo sabes la alegría que me da haberme ahorrado X euros.