24 mayo 2007

un faenón; una gran tarde de toros

Y con Cantapájaros tenía que ser. Por televisión se escucharon leves protestas a su salida. Tan leves que no sé si fueron imaginación mía o qué. Pero fue el toro meter abajo los pitones al rematar en el burladero y levantar las tablas, y el murmullo de una plaza sorprendida. A partir de ahí se dejó hacer, todo con comedida mesura.

Había toro, en dos lances lo sabíamos, el primero el torero.

La faena de muleta extraña, diferente y sentida desde la total entrega a la causa. A la del toreo, por supuesto. En lo primeros compases, al ver el video -la faena me la he pasado dos veces-, escuchar los silbidos de los jueces de línea producen vergüenza. Nunca nadie, probablemente, había visto a El Juli así. Cuando consigue cuajar la primera serie en redondo, cambia por la espalda, liga tan bello natural, y luego varios más, toda esa secuencia en busca de la profundidad -a la que también se entrega el toro por abajo, y eso que yo sepa es síntoma de bravura-, los he contado en el segundo visionado, hay 19 muletazos, 19 desde el primer derechazo hasta el remate de pecho. Eso es la faena, eso y la tanda siguiente y la estocada. Lo que dice la Jiménez Cano, que El Juli se ha destacado como torero largo. Total su mando en plaza durante toda la tarde.

Por la casquería no es momento de teclear. La Puerta Grande no admite dudas.

La corrida, pedazo de corrida de toros. Primero y segundo, cuarto también, el quinto porque se ha dejado arrancar una oreja, pero sobre todo el bravo y encastado sexto.

Uceda y Manzanares por encima de cualquier circunstacia.

Y las horas que son: no lo he podido resistir.

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