16 enero 2011

'sobre tauromaquia', los textos de ignacio sánchez mejías





Vía :: Levante-EMV | Sobre tauromaquia es la obra periodística, conferencias y entrevistas de Ignacio Sánchez Mejías. El libro lo ha publicado la editorial Berenice. Ni que decir que tiene una pinta inmejorable. Tipos así la historia ha dado pocos.


La editorial Berenice, del grupo Almuzara, después de dar a la luz su novela La amargura del triunfo, ha editado Sobre tauromaquia, un trabajo coordinado por el profesor de la Universidad de Sevilla Juan Carlos Gil en el que se recogen sus artículos periodísticos, conferencias y entrevistas que realizó en defensa de los toros.
Justo cuando no corren los mejores tiempos para la tauromaquia, leer a Ignacio Sánchez Mejías, reflexivo con la palabra, temerario en los ruedos y deslumbrante en la vida, es rendirle homenaje a la inteligencia y a la gloria de un personaje de película, uno de los más singulares de este país.


Su biógrafo, el escritor Andrés Amorós, sostiene que a Ignacio Sánchez Mejías muy pocos se le podían comparar en el siglo XX, y pone los ejemplos de Chaplin, Lawrence de Arabia o Picasso para ilustrar su contrastada personalidad.

Quienes lo trataron lo definen como brusco y tierno al mismo tiempo. Era un portento físico, su popularidad fue enorme, tuvo el cariño del pueblo, gozó del amor de las mujeres, de la admiración de los hombres y del respeto de los artistas. Además de uno de los más grandes toreros de la historia, su leyenda encierra las facetas de novelista, dramaturgo, poeta, articulista, jugador de fútbol y de polo, empresario promotor, automovilista y piloto de aviación, actor, presidente de la Cruz Roja de Sevilla y del Real Betis Balompié.

Y, por si ello no fuera suficiente, actuó de mecenas de la Generación del 27, convirtiéndose en su padrino. Rafael Alberti llegó a formar parte del paseíllo en su cuadrilla, y Miguel Hernández se encargaría de dar lustre a su memoria. García Lorca se inspiró en su muerte para dedicarle la elegía posiblemente más hermosa de la poesía española, con permiso de Jorge Manrique y sus "Coplas". "¡Ay que terribles cinco de la tarde! / ¡Eran las cinco en todos los relojes! / ¡Eran las cinco en sombra de la tarde!". Ignacio fue uno de los toreros que mejor resumen el idilio entre toros e intelectualidad.

Hijo de un acomodado médico sevillano, a los diecisiete años se embarcó como polizón en un barco con destino a Nueva York y fue detenido en la aduana por la Policía, que lo acusó de pertenecer a un grupo anarquista. Su hermano, que vivía en México, consiguió que lo dejaran libre, y pasó en ese país una larga temporada antes de regresar a España. En Morelia debutó como banderillero.

No se puede decir que Ignacio Sánchez Mejías descuidase su técnica, pero lo que más sobresalía en él era su valor. Toreaba, como se suele decir, para los adentros, y se proyectaba hacia afuera como un héroe de su tiempo. Tomó la alternativa en 1919, en Barcelona, de manos de dos de los más grandes diestros: su amigo de la infancia y del alma, Joselito, y Belmonte.

El crítico de sus faenas
Por "la Argentinita" conoció a Federico García Lorca y por éste a sus amigos: Guillén, Bergamín, Dámaso Alonso y Gerardo Diego. Se enfrentó a los empresarios taurinos, quienes trataban de impedir que los toreros cobrasen más de 7.000 pesetas por corrida. Exigente consigo mismo pero valiente en la vida como lo era en los ruedos, llegó a escribir para los periódicos las críticas de sus faenas. Y lo hacía con mayor solvencia que los periodistas corruptos, a los que atacaba sin descanso.

Luego se retiró durante unos años y dedicó su empeño a apadrinar la Generación del 27 en el tricentenario de Góngora. Abrazó las vanguardias hasta el punto de que su producción dramática, tres obras entre las que destaca Sinrazón, estrenada en el teatro Calderón de Madrid, en 1928, incluye como estrategias argumentales el psicoanálisis, la psiquiatría y la locura.

No hay comentarios: