16 octubre 2011

'remendón', cénit de una interesante corrida de cuadri en zaragoza

Javier Castaño con 'Remendón' de Cuadri.
Los toros que cría y selecciona Fernando Cuadri ofrecieron una tarde repleta de contenido, de disfrute para el aficionado. Hasta el cuarto, y el cuarto marcó el cénit con los tercios de varas, quites y banderillas para enmarcar, la corrida repartió argumentos: seriedad, sentido, casta, humillación, entrega, bravura, nobleza, fijeza, galope, bocas cerradas y emoción.

Por cierto, si a 'Remendón', que así se llamaba el cuarto, le mete de primeras la espada Castaño, a él le piden las dos orejas y al toro, sin duda, le conceden la vuelta al ruedo póstuma.

Luego hay que decir que no fue la corrida perfecta, quede claro. A los cuadris, desde el común denominador de la casta, se les apuntaron carencias. La fuerza no fue sobrada en primero o tercero, éste con excelente galope. Toro con poder fue el segundo, espectacular en dos varas en el caballo aunque siempre le faltó un tranco de más;  y también el cuarto, de tres entradas y muy pronto en el último tercio. Quinto y sexto bajaron la nota y el contenido.

Del cartel destacó Javier Castaño. Él leyó primero que nadie el rumbo de la tarde y no escatimó a la hora de lucir a sus toros. Antonio Gaspar 'Paulita' estuvo al nivel de exigencia de sus cuadris. Mientras que por su parte Iván García, muy destemplado, no se acompló con ninguno de su lote, sobre todo con el tercero.

El cuarto, 'Remendón', 647 kilos de toro bravo --un tren-- se hizo notar de primeras. Llegando a las tablas y embistiendo con pies y franqueza siempre por abajo. Javier Castaño buscó su lucimiento desde el lucimiento del toro. Tres entradas de largo al caballo montado por Tito Sandoval que se fue con La Misericordia en pie. Tres entradas medidas, sin un abusos, intentando hacer la suerte como tan pocas veces se hace. De perfecta monta, con las riendas bien cogidas cuando el caballo se le rebrincó cuando el toro se arrancaba para el primer encuentro. La ovación siguió al picador hasta que se fue por el patio de caballos y todo seguido, el arranque torero de Iván García, que con un oportunísimo quite por chicuelinas y buena media de broche hizo lo mejor de su tarde.

Y el toro como centro de todo, galopando tomando las telas por abajo. Otro espectáculo en banderillas con el tercio de David Adalid y Francisco Javier Rodríguez, que no tuvieron otra que desmonterarse.

Dirigiendo, Javier Castaño, torerísimo toda la tarde. Montera calada. Distancia sobre la diestra, todas las ventajas para el toro y un serie reunida, corta y rematada en los medios con uno de pecho con tanto sabor que por un momento parecío que bajo aquella montera estaba el maestro Esplá. La distancia otra vez. Luego otra más en corto meritoria por temple. Y luego al natural, por ahí mucho mejor el toreo. El toro largo, el muletazo por abajo. Fijeza del toro y aguante y firmeza de Castaño. Luego vino el toreo de cercanías, los circulares, el arrimón de mérito ante un toro bravo y encastado. Faena notable, sólo faltó una más  por el izquierdo, lidia para enmarcar... y el remate nunca deseado. Castaño con la espada se comportó como una auténtico pinchauvas. Pudo ser de dos y, seguro, toro de vuelta al ruedo.

Una pena lo de Castaño. Con su primero, un cuadri serio y encastado que marcó sus terrenos, cortó en banderillas y no regaló nunca nada, ya estuvo a gran nivel. Tragó miradas, parones y condujo la embestida hasta el final. Respondió la casta al valor, y viceversa. Pero a espadas volvió a fallar de forma estrepitosa.

El tercio de varas del segundo también fue puro espectáculo. Por su fuerza. Antes de salida Paulita le había andado para atrás a la codiciosa y humillada embestida de 'Maquinista', que nunca acabó de irse. Le faltaba un tranco. Derribó en el primer encuentro con estrépito y apretó lo suyo en la segunda. Entretanto Paulita le sopló dos quites.

En banderillas de nuevo las complicaciones: el toro amo y señor con toda su seriedad. Y la tromba que se le vino encima a Paulita en el inicio de la faena de muleta pegado a tablas por abajo fue todo un órdago. El corazón en un puño.

Afuera se templo todo. Inicio con la zurda, con la diestra el toro quedándose. Ninguna duda en Paulita e importante el toro pese a que no rompío hasta el final.

Iván García lo mejor lo dejó con la capa: el quite al cuarto, la media de saludo o el galleo al tercero, que galopó siempre aunque no le sobraron las fuerzas. Noble y pronto, García no dio con el temple ni las alturas. Mucho tirón y ningún acople ante una embestida alegre cogida con alfileres que se venía al primer cite. Se le fue y lo que es peor, le dio muerte de infame bajonazo.

Quinto y sexto, sin humillar como el resto, mucha menor entrega y exceso de sosería, devaluaron la tarde y a más de uno seguro que le dieron alguna que otra excusa cuando la verdad es que la casta  y bravura de los cuadris ya había marcado la tarde. Una tarde en la que las figuras, por cierto, ni estaban ni se les esperaba. Daba igual: la afición había disfrutado de verdad.


PS: Alrededor de media plaza.

1 comentario:

Txopo dijo...

Enhorabuena por la entrada, reproduce perfectamente lo que vivimos con tantisima intensidad.