Artículo publicado en Vinilo Valencia.- Con el tiempo que dejamos pasar entre uno y otro, bien podría haber elegido cualquier otro disco. Porque la verdad es que se nos acumulan, y cuando llega el momento a lo mejor resulta que está sonando uno cualquiera. Una vez, otra. Otra más, y te pones a darle a la tecla. Pero esta vez es a conciencia, después de varias y repetidas escuchas. No es casualidad que le metamos a mano a la última obra, la tercera, de los Two Gallants, Adam Stephens (voz, guitarra) y Tyson Voguel (voz y batería). Me explico: este trabajo de título homónimo ya ha rodado varias veces en nuestro reproductor. Y desde la primera escucha, que ya dejó alto el listón, ha ido creciendo. Son frases manidas. Es verdad. Pero es que ya nos había pasado con anteriores trabajos de Two Gallants, dos jóvenes californianos de San Francisco. Por eso no merece la pena analizarlos a partir de su último trabajo. Es conveniente, luego o antes, proceder con el resto de su obra. Y encontrar los pilares de sustentación y comprobar su firmeza una y otra vez.
Son ese folk, una vez más de principio a fin en este último disco, puro y austero. Limpio y exacto. Hecho con lo justo y necesario: guitarra y bateria y los complementos clásicos del género y una voz, capaz de desgarrarse cuantas veces sea necesario. No habrá sorpresas, tampoco en este último trabajo, porque no hacen falta. Porque con Two Gallants sucede lo realmente complicado: que pureza y academicismo van acompañados de desnudo sentimiento.
http://www.twogallants.com
http://www.myspace.com/twogallants
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