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Y ahora, aunque...
Está de más hablar del rifi-rafe de la Cumbre de Chile. Del ya antológico “¿por qué no te callas?” regio. Que mayoritariamente ha gustado, ha caído en gracia o ha resultado gracioso, pero es que es también un tremendo patinazo, su mayor salida de tono. Que ya sabíamos de lo campechano que es Juan Carlos, pero es que no lo habíamos visto tan a ras de suelo.
De ahí tirarán hilos republicanos. Es el sambenito que tiene ser rey, y además meter la pata: que parece que está hasta en la sopa. La resaca de Chile, hace cuatro días mal contados la polémica visita a Ceuta y Melilla, hoy mismo el juicio por aquella portada de El Jueves, y para colmo, esta semana hay Copa del Rey.
No voy a entrar en ninguna polémica ¿monarquía o república? Para eso ya suelo decir que no soy monárquico, pero que en estos momentos (Democracia, Constitución, Estado de las Autonomías, sus Estatutos, etc) no veo ninguna necesidad de ser republicano.
Quién lo iba a decir, ZP en defensa de Aznar, el rey fuera de sus casillas, y todo por el venazo antifascista/antimperialista/populista de Hugo Chávez, ése presidente de Venezuela que primero fue golpista, luego elegido democráticamente, luego apartado del poder por unos días por otro golpe, de nuevo elegido en las urnas, legislador a su antojo y hoy, conductor y presentador, además de presidente, de un programa televisivo, Aló, presidente, como si cada semana fuese nochebuena, con un inconveniente para la sufrida audiencia: que se sabe cuándo empieza pero nunca cuándo acaba.
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