El debut en la ciudad de Valencia de los Fountains of Wayne se ha hecho de rogar demasiados años. Muy lejano queda su primer álbum en 1996, febril y adolescente, banda sonora de tiempos de instituto y cintas de cassette camino de la facultad. Desde entonces dejaron claro que lo suyo era la canción breve e intensa, de guitarra limpia. Pop de estribillo y melodía eléctrica.
De primeras, en Valencia cayeron en gracia con su estreno discográfico (título homónimo) y mantuvieron la llama con Utopia Park (1999). Luego tal vez dejaron pasar más años de la cuenta y su siguiente trabajo llegó en 2003. Más todavía para su cuarto y último disco, Traffic and Weather, del reciente 2007. La cosa como que no sonó igual.
Entre el público –excelente la entrada de la Sala Mirror-, nostalgia en algunos rostros por ver sobre el escenario a estos chicos de Nueva York y ganas de escuchar a los autores de un puñado de buenas canciones. Luego, la conclusión cierta: el tiempo no pasa para nadie en balde. Quien más quien menos, mal acabó sus años de instituto, intentó sobrevivir en la facultad y lo sigue intentando más allá, se enamoró y desenamoró más veces de la cuenta, pero aquellas melodías agradables le siguen golpeando como el primer día.
El concierto puso sobre el tapete que no siempre madurar es bueno y que Fountains of Wayne podrían pasar como la banda de los eternos adolescentes, pero que el tiempo pasa para todos de forma inexorable. La prueba, sobre el escenario. Triunfaron y de qué manera los temas viejos. Los que escarbaban en su primer y segundo trabajo, que andan a la par en hits y calidad. Pero el concierto, la gira, era con la excusa de su último trabajo, que no hace otra cosa que tratar de encontrar un camino, y en eso queda.
De la inspiración para construir pop brillante, sólo leves rescoldos que brillaron como auténticos fogonazos, el caso de la nueva Someone to love y Strapped for cash. Otras cosas merecieron más de una explicación al público asistente como sucedió con el intento folk más que discreto, que viene a decir “mira, he crecido”, titulado Fire in the canyon. Entre tanto, joyas de aquel entonces y alguna más reciente como la popular Stacy’s mom o Mexican Wine. El concierto marcaba claros dientes de sierra, hasta que se acercó el final y el bis de rigor, que fue cuando Fountains of Wayne tocaron techo sacando a pasear, por ejemplo, Radiation Vibe o Denise, que no son otra cosa que canciones pop redondas.
PD: Por delante tocaron Layabouts, fuerza y ritmo, hijos de su tiempo, en su mano está no ser otros más del montón. Alguna canción que otra tienen capaz de reconocerse en directo y enganchar a un público bastante numeroso ya entonces frente al escenario.
Artículo publicado en Vinilo Valencia
Del concierto Someone to love
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