14 enero 2008

el pop y su batalla contra el tiempo


El debut en la ciudad de Valencia de los Fountains of Wayne se ha hecho de rogar demasiados años. Muy lejano queda su primer álbum en 1996, febril y adolescente, banda sonora de tiempos de instituto y cintas de cassette camino de la facultad. Desde entonces dejaron claro que lo suyo era la canción breve e intensa, de guitarra limpia. Pop de estribillo y melodía eléctrica.

De primeras, en Valencia cayeron en gracia con su estreno discográfico (título homónimo) y mantuvieron la llama con Utopia Park (1999). Luego tal vez dejaron pasar más años de la cuenta y su siguiente trabajo llegó en 2003. Más todavía para su cuarto y último disco, Traffic and Weather, del reciente 2007. La cosa como que no sonó igual.

Entre el público –excelente la entrada de la Sala Mirror-, nostalgia en algunos rostros por ver sobre el escenario a estos chicos de Nueva York y ganas de escuchar a los autores de un puñado de buenas canciones. Luego, la conclusión cierta: el tiempo no pasa para nadie en balde. Quien más quien menos, mal acabó sus años de instituto, intentó sobrevivir en la facultad y lo sigue intentando más allá, se enamoró y desenamoró más veces de la cuenta, pero aquellas melodías agradables le siguen golpeando como el primer día.

El concierto puso sobre el tapete que no siempre madurar es bueno y que Fountains of Wayne podrían pasar como la banda de los eternos adolescentes, pero que el tiempo pasa para todos de forma inexorable. La prueba, sobre el escenario. Triunfaron y de qué manera los temas viejos. Los que escarbaban en su primer y segundo trabajo, que andan a la par en hits y calidad. Pero el concierto, la gira, era con la excusa de su último trabajo, que no hace otra cosa que tratar de encontrar un camino, y en eso queda.

De la inspiración para construir pop brillante, sólo leves rescoldos que brillaron como auténticos fogonazos, el caso de la nueva Someone to love y Strapped for cash. Otras cosas merecieron más de una explicación al público asistente como sucedió con el intento folk más que discreto, que viene a decir “mira, he crecido”, titulado Fire in the canyon. Entre tanto, joyas de aquel entonces y alguna más reciente como la popular Stacy’s mom o Mexican Wine. El concierto marcaba claros dientes de sierra, hasta que se acercó el final y el bis de rigor, que fue cuando Fountains of Wayne tocaron techo sacando a pasear, por ejemplo, Radiation Vibe o Denise, que no son otra cosa que canciones pop redondas.

PD: Por delante tocaron Layabouts, fuerza y ritmo, hijos de su tiempo, en su mano está no ser otros más del montón. Alguna canción que otra tienen capaz de reconocerse en directo y enganchar a un público bastante numeroso ya entonces frente al escenario.

Artículo publicado en Vinilo Valencia

Del concierto Someone to love

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