¿cuánto queda para el 8 de marzo?

Siempre como que la tienen más gorda. Se me iba el mediodía con el tallaje femenino. La escena del ministro Bernat Soria explicando las diferentes medidas de la constitución femenina me había parecido, cuanto menos, curiosa. Eran las conclusiones del extenso estudio realizado. A ver qué día lo hacen también para el género masculino que yo tampoco encuentro vaqueros en cualquier parte y donde estamos, maldita sea, la imagen lo es todo. Eso y que si además eres un hijo de puta eso te dará más puntos para ser considerado un buen profesional. Así va. Pero Arias Cañete tenía guardada la frase. Aquí según quién, toda culpa es de Zeta y de la inmigración. De ambos. Y sabéis, que la campaña, todavía pre, ya me aburre. Con lo divertidas que son así de lejos, con la emoción de conocer los resultados de buena mañana, unas simples primarias en los EE.UU. o la situación política de la caótica Italia. Como dijo Iñaki el otro día, acá nos va "la política de calderilla". Sí, el pasado miércoles atascado en el coche y rodeado por otro millón, tertulianos con o sin carnet en algún partido le sacaban punta al tema unirversal del que lleva bebiendo la política valenciana para inspirarse: el agua. Como siempre, con el pánico en el cuerpo abrí el grifo una milésima de segundo: todavía goteaba. Suspiré de alivio y ahora pregunto no sin antes decir que estoy dispuesto a esforzarme para aguantar el tipo: ¿cuánto queda para el 8 de marzo? Es que entonces será cuando todos se callen. Al menos por un día y a lo mejor a alguien se le ocurre algo interesante de verdad.