El sábado muchos tenían dudas de si venía Gabriel Picazo a Valencia por aquello de que tenía una lesión de clavícula. Pero quien no lo sabía todavía era porque no quería enterarse. Desde el cruce de Sant Vicent con Giorgeta hasta la orilla de la calle Xàtiva de Bailén, era imposble no enterarse: ¡Que viene Picazo!
Luego se fue y todo el esfuerzo en marketing acabó empapado en medio del diluvio.
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