Crónica.
Protestón fue 'Burreñito', el castaño con el que reapareció. Picado con justeza y quitado con soberbió quite por gaoneras con el compas abierto y en una baldosa, sin enmendarse. José Tomás en estos 15 meses ha crecido en su tauromaquia. Encajado de riñones, las zapatillas sujetas al albero y de frente por detrás. Otro golpe a los corazones. Y Saldívar que tampoco dejó escapar su turno para decir aquí estoy yo, quieto como un palo quitó por tafalleras. Llevábamos dos toros y ya cuatro quietes. Ahora que venga alguien y diga que esta fiesta no le gusta.
Al toro, que no tenía costumbre por humillar, José Tomás le endilgó faena de mano baja, mucha profundidad e impávida quietud. Atornillado por completo, ligó y sometió. Muletazos de emocionante pureza a un toro no fácil en los mismo medios, totalmente entregado y encajado de riñones. Que hubo enganchones y que fue desarmado dos veces porque el toro le piso las telas, sí. Pero el toreo es un arte imperfecto y lo que embestía no era un carretón ni mucho menos. Pudo y llevó más largo y sometido con la diestra, con la mano totalmente soterrada e insistió con la zurda como signo de torería. Por el fallo a espadas la actuación quedó en rotunda ovación.
Este toro lo había brindado al equipo médico de Aguascalientes que le atendió de la cornada que casi le cuesta la vida.
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