Diego Urdiales ayer en Bilbao. Foto :: Javier Arroyo |
El toreo es más puro cuando se le despoja de vanos recursos, y la sobriedad y naturalidad con que hace Urdiales el toreo arrastran un alto gramaje de pureza. Lo enseñó, mano baja, y muy enriñonado, en redondo. Cuatro series desnudas, con la verdad a las claras por el pitón más claro, el derecho. Y entremedias una voltereta por el izquierdo, por donde las intenciones fueron otras, más inciertas. Sabiéndolo se puso dando el pecho, verdad y entrega, demasiada ventaja y el toro hizo diana de forma muy fea por la chaquetilla a la altura de la hombrera. Dio una vuelta al ruedo de las de verdad tras pinchazo y buena estocada.
Actitud idéntica de Urdiales en el cuarto, igual el mérito, pero menor el lucimiento. Y es que la corrida no rompió y, por su parte, ni Jiménez --caliente con una herida fresca de hace dos días en la pierna-- ni Tejela, sin encontrarle el aire a la tarde que tampoco se lo puso en bandeja, no fueron capaces de seguir la estela del riojano que para el cierre de la Aste Nagusia vuelve para verse con la de Victorino.
Lo veremos y lo contaremos eso y todo lo demás a partir del miércoles. Hoy, primer cartel fuerte: Morante, Manzanares y David Mora con una Núñez del Cuvillo. Antes, poco o nada: una oreja de Diego Ventura en su ¡presentación! en Bilbao, una moruchada de buenas de Miura y mucha sustitución en los carteles. Todo Bilbao, por cierto, hace fuerzas para que Fandiño llegue a la del viernes. Nosotros también.
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