Tornarem!
La hipocresía venció en pos de una sociedad mejor, más civilizada, dicen los hipócritas malabaristas de la política rastrera ante una sociedad manipulada a su imagen y semejanza. Qué cutrez. Los toros bravos y su significado decidieron que sobran en Catalunya, que la tauromaquia resulta salvaje para negar toda su carga artística, cultural y ecológica, y que más que todo eso lo que de verdad molestaba era el hedor patriotero de ciertas mentes obtusas.
Y su mensaje esnobista cuajó hasta expulsar la tauromaquia, también, por cierto, maltrada desde sus mismas entrañas.
Ho sent, però, Catalunya, tu t'ho perds.
De la última tarde de toros en La Monumental cuesta escribir por la impotencia, la rabia agarrada a la garganta formando una inmesa bola que no deja pasar el aire y por la prohibición a gentes de bien a desarrollar su afición --y su afición no se apaga por ello-- en Catalunya.
Nunca antes los casi 20.000 seres humanos habían vivido tarde igual en La Monumental. Esta era la última, era el final, no hay previsto un próximo cartel ni tampoco una nueva temporada por motivos políticos en nombre de la democracia, ésa que se ha pasado a la --supuesta-- minoría por el forro cual dictadura.
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