Vía :: La Vanguardia |
"Hemos tocado fondo", afirmó el alcalde de Barcelona, Xavier Trias --antitaurino para más señas--, al hacer balance de los destrozos causados en la ciudad durante la manifestación del 29-M. "Jamás habíamos visto tanta violencia en las calles", dijo el conseller de Interior, Felip Puig. El alto grado de violencia desplegada en esa concentración ha hecho saltar todas las alarmas. ¿Por qué tanta agresividad? ¿Qué buscan esos violentos? ¿Qué les empuja a saltarse las normas y destrozar todo lo que encuentran a su paso? ¿Buscan diversión con esa violencia gratuita? ¿Actúan así por qué creen que esos actos no serán castigados? Psicólogos y expertos en conductas delictivas responden a estas preguntas en un intento por encontrar el origen del problema
Javier Urra, doctor en Psicología; Inmaculada Aroca Montolí, experta en conductas delictivas de la Universitat de València, y Valentín Martínez-Otero, doctor en Psicología de la Universidad Complutense de Madrid, coinciden en que mucha parte de culpa de esas expresiones tan violentas hay que buscarla en el descontento o hartazgo de una juventud sin planes y un futuro incierto. Pero eso no justifica, para estos estudiosos de la conducta, la quema de 300 contenedores, brutales agresiones a comerciantes e incendios en locales. Tanta violencia sobrepasa la protesta de aquellos que dicen luchar contra el sistema. Javier Urra achaca esos destrozos y agresiones, con independencia de si están o no organizados, a jóvenes que él llama "desnortados y sin proyecto de vida. Si les preguntas por qué actúan así no tienen una respuesta coherente". Y lo más preocupante, según este psicólogo, "es que la mayoría de esas personas se toman estos actos de violencia como una diversión". Javier Urra destaca, asimismo, que hasta ahora "esos violentos no han puesto freno a sus actos al sentirse impunes". Algo que podría tener los días contados si prospera la propuesta del Gobierno de endurecer las penas y el castigo para esta violencia callejera.
A lo mejor es que esos jóvenes o una de dos, antes eran antitaurinos y se centraban en el insulto cada domingo frente a La Monumental y ahí se desfogaban, o siguiendo las teorías del econacionalismo catalán estos chicos son unos perturbados mentales, poco menos que hombres de las cavernas y al quedarse sin toros y al tener la violencia incubada por tanta corrida de toros --por favor, nótese toda la ironía--, al no haberlas ahora, van y aprovechan la mínima ocasión para liarla.
Evidentemente, esta última opción la vamos a descartar, citando el informe que demandó el propio Javier Urra a psicólogos y profesores universitarios cuando era defensor del menor:
"Con los datos actualmente disponibles, no se puede considerar como peligrosa la contemplación de espectáculos taurinos por menores de 14 años. (...) No hay bases suficientes para sustentar científicamente una medida como la prohibición de su entrada en las plazas"
Que es, prohibir la entrada de los menores de 14 años a la plazas de toros, lo que sí hizo Catalunya. Enhorabuena por tanta manipulación. Cada uno tiene lo que se merece, señor Trias. No le voy a negar que me alegro.
Para Inmaculada Aroca, de la Universitat de València, lo fácil en estos casos es hablar de "falta de valores". Pero lo que tendríamos que preguntarnos todos, añade esta pedagoga, "es qué hemos hecho tan mal para propiciar episodios tan violentos como el vivido en Barcelona"
"la insensibilidad de esta sociedad con la visión de actos violentos"
Las patrañas antitaurinas que se tragaron en el Parlament de Catalunya sobre la violencia que genera la tauromaquia supongo que ya las habrán defecado. Pero va a ser que aquello era pura invención para engatusarlos y tratar de envolver su constante manipulación de la cultura catalana. Braus, no; correbous,sí... que su ignorancia impide ver la negación de la evolución de la tauromaquia y la preservación de su prehistoria.
Y ahora resulta que la violencia es otra cosa que les ha estallado en la misma cara. Y Artur Mas se creía que Catalunya era mejor prohibiendo los toros.
Le rogaría, senyors Mas, Trias i conpanyia, no se les ocurra llamar otra vez al encantador de serpientes Leonardo Anselmi, que ya han manipulado bastante con él. Y asuman que el tiro les ha salido por la culata.
Ese es el lío!! Enhorabuena!!
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