Con estas cifras La 1 de TVE ha visto duplicada su audiencia con respecto al domingo anterior, la corrida ha superado la media lograda por la cadena ayer y se ha colocado como el segundo programa más visto en una franja de un domingo nada fácil con tres partidos de Liga como el Atlético-Real Sociedad, Valencia-Barça o Sevilla-Málaga y la operación retorno del mes agosto en las carreteras.
Con estas cifras respaldando la encerrona televisada en abierto de Alejandro Talavante en Mérida, es tiempo de varias consideraciones:
- Existe una total falta de naturalidad a la hora de televisar toros en abierto, lo que tiene una relación plena con una preocupante falta de libertad. La sensación de que mientras televisas, narras o ves toros por la televisión pública (de todos) alguien te está encañonando y cuestionando constantemente la manifestación cultural y artística que se está difundiendo y a la que se tiene libre acceso.
- La falta de naturalidad va además presionada por la necesidad de que un espectáculo totalmente imprevisible salga sino perfecto, casi perfecto. Y eso resulta, cuanto menos, muy complicado. Pero hasta Talavante se arrancó al cante frente a la cara del toro, algo tan extraño como poco natural y menos frente a un toro...
- Por eso envolverlo todo de un triunfalismo excesivamente efusivo y edulcorado no resulta conveniente, y ayer con la encerrona de Alejandro Talvante muchas cosas parecieron excesivas: desde algunas orejas que se cortaron hasta el indulto provocado e innecesario.
- El marco, la plaza, el toro: para entendernos, era como una eliminatoria de dieciseisavos de final de Copa entre el Barça y el Alcorcón. Mérida no es el foco, es un ejemplo más de Tauromaquia, pero lo que debería televisarse en abierto está en Madrid, Bilbao, Sevilla, València, Albacete... y hacia ahí deberían ir los esfuerzos.
- Pese a todo, la corrida mantuvo cierto nivel: correcta presentación de los toros de Zalduendo, algunos por encima del nivel de Mérida, con dos toros de nota. El tercero por encastado con un muy buen pitón derecho y el cuarto por noble y entregada embestida, por lo que al final, cuando rajado ya buscaba tablas, fue indultado.
- Talavante fue a más, no tuvo ninguna pájara. Estuvo encajado toda la tarde y a gran altura artística cuando los toros pusieron las más templadas embestidas al servicio del toreo.
- Ahí encontramos otro debate que merece consideración y que probablemente merecería otro post. La templada, entregada y pausada embestida del cuarto (el indultado) se empeñaron en calificarla de amexicanada, se empeñaron en dirigirse 'al aficionado' para justificar las bondades de semejante embestida aunque no estuviera sobrado de casta, de poder; tal vez sabiendo que ese embestida resulta, cuanto menos, difícil de explicar al no aficionado o menos-aficionado ya que el toro que así embiste carece de las virtudes que normalmente se le conceden al toro bravo. Ahí el debate, ahí el problema: que el toro que beneficia al profesional y se encarga de ensalazar la prensa afín aleja y tergiversa la realidad que el imaginario colectivo tiene de un toro bravo. Y así es se me antoja complicado sumar y atraer público, nuevos aficionados.
- Por lo tanto el lenguaje y los conceptos con los que se trata de contar y explicar la Tauromaquia deberían revisarse. Ayer fueron un muro prácticamente ininteligible para la mayoría de la audiencia, sobre todo la menos especializada y entendida en la materia. Ahora, la neotauromaquia también debería revisarse.
- Los derechos de imagen cuando se trate de una televisión pública sin interés publicitario deberían cederse --como se hizo ayer-- tratando de abaratar los costes de la retransmisión. Los derechos de imagen que se benefician son los de la propia Tauromaquia. En ese sentido, agradecer a Talavante el esfuerzo, su búsqueda del triunfo, en beneficio de la Tauromaquia. Pero tras la baja de Morante de la Puebla --que seguro restó audiencia--, por beneficio de la fiesta y ofrecer mayor riqueza y variedad de la Tauromaquia la tarde debería haberse completado con dos nombre más en el cartel.
- Era la segunda encerrona de Talavante esta temporada y las diferencias con la primera --seis Victorinos y en Madrid-- fueron abismales. Mientras la de Madrid fue un encadenamiento de problemas y dolores de cabeza, la de ayer en Mérida se solventó con facilidad y mente despierta. Y eso todo es por culpa y gracias al toro.
- Las cifras que han dado las audiencias son el mejor antídoto al ruido antitaurino provocado desde las redes sociales.
- Esas mismas redes sociales fueron espacio para un intenso y apasionado debate entre aficionados sobre la corrida en sí y su beneficio para la Tauromaquia o no.
- La corrida de toros de Mérida con Talavante como único espada benefició a la Tauromaquia, pero le restó naturalidad y emoción.
- Se ganó relativamente porque también si una sola tarde al año no se enriquece con otra que enseñe otra tauromaquia, y más si la de Mérida trata de venderse como el no va más.
- La Tauromaquia necesita a la televisión, sí. Pero no solo la tauromaquia con lenguajes tergiversados y contenido a modo para profesionales y taurinos afines, sino la tauromaquia en toda su variedad, riqueza y emoción.
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