La palabra, el periodismo, la magia. 'La hojarasca', 'Cien años de soledad', 'Noticia de un secuestro' o 'El amor en los tiempos del cólera'. El coronel Aureliano Buendía o aquella Remedios la bella que uno siempre se esforzaba por imaginar hasta que se dio de bruces con una realidad carente de magia y un periodismo que respira por subvenciones, cada vez más alejado de Macondo y de sus páginas, aquellas páginas que propiciaron charlas de literatura y sueños, los mismos que ahora se antojan pesadillas. Gabo: ahora que eres mágico. Maldita la gracia. Pero muchas gracias.
Tu grandeza reconocida inevitablemente en este trance, me trae al recuerdo aquella admiración de aquel torero triunfante en sus días de oro: con tus libros aprendí a leer. La literatura, tu literatura ha calado hasta convertirte en mito. El brindis de Joselito es hoy un brindis multitudinario. Apabullante la admiración. Has sido referente en la iniciación de un puñado de generaciones. Si en casa encontré dos obras tuyas al principio, cuando te vuelvan a buscar, ya te digo, encontrarán alguna que otra más. Seguro. Porque debes seguir siendo ese referente que hoy reconocemos tantos. Aunque cada vez parezca más difícil. Ahora ya eres mágico.
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