Hacía tiempo que uno no veía una petición de bis tan auténtica, sentida y verdaderamente motivada. Apenas se habían metido entre bambalinas Howe Gelb y sus escuderos tras un final un tanto rocambolesco de un concierto cargado de sólidos argumentos y emociones, y la ovación del público (muy elegido, pero nunca suficiente para un artista así) se sostuvo de manera natural y de ahí se pasó a la petición insistente que los devolvió de los camerinos al escenario del auditorio de La Rambleta. Muy generoso Gelb de principio fin de un recital estructurado de forma que dio cabida a la enorme cantidad de registros que conforman su rica paleta musical de estilos y sonidos; y a donde no llegó por ahí, sacó su iphone en acto de extricidad y lo enchufó al ampli.
Momento en el que Howe Gelb enchufó el iphone al ampli para poner... un poco de flamenco.
La aridez propia de Arizona quedó sobrepasada. También la referencia de su último álbum y excusa de la cita, The Coincidentalist (2013), y una trayectoría de tres décadas tanto con Giant Sand y como en solitario se hizo más que evidente. Por momentos asomó la clase de Leonard Cohen, el ritmo pasó de lo latino a lo jazzístico y cuando sacó a pasear a la preciosa Silvertone, que aguardó hasta el último tercio del concierto, el rock golpeó con crudeza inusitada tras tanta caricia.
[SIGUE]
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