Sucedió en Cieza un sábado de gloria (así podría empezar el cuento).
Faena para enloquecer y desgañitarse, en la que el toreo al natural se antojaba una revelación. El toque sutil, la bamba de la muleta sobre la arena, la cintura quebrada y ese vuelo acojonante. La embestida teletransportada por pura emoción: lo que es el toreo.
De todas las historias, una: la de Paco Ureña y 'Estudioso'. Un Victorino herrado con el número 109 y de 505 kilos
No digo que no se vean cosas en esa faena, pero que se haya indultado a esa cosa adormilada y sosa me parece un insulto más a la fiesta. Un indulto chorra más. El toro tiene la virtud de su encaste, que no es otra que humillar e ir largo (algo al paso a veces) pero no creo ni de coña que sea de indulto. También entiendo que en la plaza y en el devenir de la tarde las cosas se vivan de otra manera.
ResponderEliminarJosé
El indulto es anecdótico. El ganadero decidirá si le interesa. Imagino que no. Personalmente no lo hubiera indultado. Lo grande de todo es la conjunción de esa embestida, a veces muy lenta, otras con más pies, y el toreo de Ureña. Una belleza.
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