Fotos :: Juan Pelegrín para Las Ventas |
Dice Barquerito...
Se podía apostar antes de las siete por el torero de Ciudad Rodrigo, que venía de triunfar en Sevilla con fuerza –pero sin espada- con un inmenso toro de Montalvo de casi seis años también. (...) La marca de la faena fue la cadencia, toreo muy despacioso. Por una y otra mano. La elección de terrenos y la medida: eso también contó. Y una estocada por el hoyo de las agujas. Con ella dentro se fue el toro a tablas a morir.
Dice Zabala...
Del Álamo se dobló toreramente en el prólogo de faena, una apertura con son hacia los medios. Y allí el pase del desprecio desprendió una chispa y se atisbó la firmeza del tipo. La derecha puesta y dispuesta enganchó los viajes y los vació muy atrás y por debajo de la pala del pitón. Las Ventas pegó un estirón hacia el cielo. Como Juan del Álamo en su toreo ligado, profundo, despatarrado y roto. Cumbre la siguiente tanda, rubricada con una trincherilla.
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