Qué bueno que existe San Isidro y permite ver con el toro de verdad a toreros que tienen imposible entrar en ese circuito secuestrado por los feriantes de postín y esos empresarios incapaces de educar y apostar por el futuro. Qué bueno que Madrid ame a los toreros que hacen el toreo. Eugenio de Mora y Morenito de Aranda son, desde ya, toreros de Madrid. Y lo son por la verdad de su toreo.
Bajo, redondo y abriendo la cara. Sueltecillo, manos por delante, sin pelear en el caballo. No hace las cosas por abajo nunca. De Mora va al toro. La mansedumbre mira a tablas. De Mora le da ventajas. Siempre suelto. Intenta aprovechar Euguenio la emoción de manso clásico de Valdefreno. Pero no se reboza. Siempre por arriba. Lo mismo por la zurda, donde por insistencia roba un último natural bueno y por abajo. Y es en la siguiente cuando se obra el milagro y liga el natural con los flecos, enganchado por delante y el animal que por fin descuelga. El toreo natural como es. Y sale otra tanda. El galope del manso lo aprevecha por el derecho y le hunde la mano. Qué pena el pinchazo previo a una estocada de poco efecto. Era faena de trofeo seguro y queda en ovación.
Muy levantado el segundo. Zancudo. Morenito se va la puerta de chiqueros. Un trago. Y un gesto, y más viniendo de abrir la puerta grande en la goyesca del 2 de mayo. Gusto a la verónica en el quite. Sosería y también escaso de fijeza. Le trajina los terrenos al valdefresno y se encaja tras uno de las flores en una primera serie. Las dos que siguen son muy ligadas por la mano derecha. Tiene continuidad la embestida. Hay emoción. Pero ya del último sale con la cara a media altura. Frente a chiqueros le roba los últimos muletazos. Excelente la impronta, pero la raza del animal impide más. Pero insiste y le roba y le liga otra última tanda. Faena larga. Fácil a espadas.
El tercero, al corral. El sobrero es un colorado de Hermanos Revesado. Fogoso su nombre. Poca clase, poca raza demuestra de salida. Muy con las pezuñas. Faena sin historia. Flojo de pezuñas y desrazado. Saldívar sin opción.
Enorme el saludo Eugenio de Mora al cuarto. Las verónicas recogidas, mecidas y ajustadas por la mano izquierda son enormes. El castaño de Valdefresno saca celo de salida. Es el primero que no quiere marchar por norma general de salida. Sí querrá marcharse cuando lo colocan para la segunda vara, donde se deja.
De rodillas y eléctrico el inicio de De Mora con la muleta. Liga de rodillas en redondo y se levanta y deja uno de pecho cumbre. Cómo manda por abajo en la primera tanda. Castilla vuelve a tener una muleta poderosa. Le cuesta pasar las rayas al animal. Otro de pecho a ralentí. Llega otra tanda, se abre en exceso. El de pecho le cuesta, pero se deja pasar los pitones por la faja. Por la izquierda, con gusto. La embestida no termina de romper. Con los flecos. Mucha torería. Torero roto y entregado. Trincherilla con media muleta. Y espadazo muy de verdad ligeramente desprendido.
Pelotito da para un tercio de quites. Zapopinas de Saldívar contestadas por verónicas de Jesús de Aranda. Hechuras de lisardo. Dos velas bien abiertas. Badana, morrillo, cortas las manos y fino de atrás. Pero qué putada, se parte la pata.
El sobrero de El Risco es exagerado. Dos perchas Astifinísimo. Castaño y muy altón. Cara arriba. Formas poco agradables. No para. Poca raza. Tiene ratos. En banderillas Adalid expone y se desmontera. Morenito se pone muy de verdad. Rebrincado. Le cuesta escupirse. Pero Morenito lo tapa mucho. Lo liga, lo manda, lo templa y se siente con él. Ya mediada la faena hay una serie ligada por el derechi. Por el izquierdo no es igual. Pero qué empaque. Mucho gusto le pone. Y otra vez por el derecho. Mucha verdad. La embestida por el palillo, pero el de Aranda es quien pone la profundidad. Pinturas los cuatro ayudados del epílogo. Estocada casi entera y casi arriba. Aviso. Y oreja.
Muy con alfileres se sostiene el colorado sexto. Tiene el galope. Saldívar al público. Un cambiado. Falta electricidad en la embestida. Cuando mejor lo hace, es por abajo. Con temple. No hay continuidad, parece afligido el animal. A menos todos.
Al final lo de Valdefresno tenía cosas dentro. Enrazados, pelín mansos, pero queriendo de una manera u otra. Primero, cuarto, incluso el segundo hasta rajarse. Una lástima la lesión del quinto. Qué momento de Morenito para ver y tragar con sobrero del Risco. Y de puerta grande la tarde de Eugenio.
Tarde de toreros de Madrid.
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