La apuesta de Fandiño fue una ilusión. Una alegría. Desde bastante antes
del apartado todos los alrededores de Las Ventas hervían de pasión. Era
el centro del mundo. Llegaron (llegamos) desde todas partes: València,
Castellón, Alicante, Málaga, Catalunya, Euskadi, Salamanca, León,
Guadalajara.. Peregrinación de fe que puso el cartel de no hay
billetes sin abono que amparase un gesto en pleno domingo de ramos,
estratosférico, a todo o nada. Y salió nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
comenta si te apetece