Sin acumulaciones, el agua espanta a las fieras y a los taurinos de fachada, el encierro de La Quinta se apartó sin problemas. Parejo en sus ocho ejemplares y cárdeno, como el cielo, que sólo enseñó su azul unos minutos. Lo demás, sirimiri de rigor. Por cinco euros, cinco se puede ver la ceremonia en la que lucen, sobre todo, los capitostes de avanzada edad del taurineo bilbaino. Será el único hasta, a lo mejor, el de la vitorinada. La duda la despejarán las resacas, porque unos se pasean por los hoteles de ambientazo taurino, pero yo prefiero el ambiente del arenal o ver tranquilamente recostado en la pensión a ese freak que se llama Joseba Solozabal en Tele Bilbao.
En las imágenes, el ruedo encharcado, la plana mayor del taurineo local y dos santacolomas de La Quinta apartados.
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