Porque desde el principio la aparición de un nuevo medio me había interesado, he desembolsado la módica cifra de cincuenta céntimos hasta hoy mismo en cuatro ocasiones y me han dado cuatro buenas pelis. El análisis ya lo han hecho otros mejor, comparaciones incluidas. Resumiendo, que la revolución todavía está por llegar. Por eso me sigue pareciendo pretencioso. Demasiado colorista, el intento de agilidad se enreda y hay veces que cuesta seguir la lectura (aunque supongo que todo será acostumbrarse). Otras te estampas con infográficos (diferentes eso sí) pero enormes que te ocupan toda una página o el faldón de dos páginas enfrentadas. Y eso es una exageración. Salvando las distancias, me recuerda -en positivo- al Diario 16 que en su penúltimo suspiro dirigió Luis Ventoso. Me gusta lo directos de los de los titulares, la profusión de opiniones (unas más que otras), y no me gusta tener que bucear demasiado hasta llegar a la sección que llaman Política y actualidad. No me gustó que llevasen a portada la faceta de emprasaria de Ana Aznar, porque imagino que no es ésa la información que le interesa al lector que quiere enganchar este nuevo Público.
En esa información aparecían la hija de nuestro ex presidente y su marido, Alejandro Agag, en el tendido de una plaza de toros junto al magnate Flavio Briatore. Antes, en el primer número, Antonio Orejudo escribía al pie de su columna que tituló "My complete profile": "Soy del Real Madrid, pero me gustaría ser del Atleti, y disfruto con el juego del Barça. No he visto torear a José Tomás y estoy hasta los huevos de los hojaldres de puerro al lecho de mariscos con mermelada de plátano caramelizado. Prefiero la tortilla de patatas". Es la primera referencia a los toros en Público que encontré. La segunda, la foto de Anita Aznar en cualquier tendido. La tercera, la foto que ilustra este post justo abajo. La de Nacho Azofra vistiendo chaquetilla, tocado con montera, capote al brazo, bermudas y zapatillas en su despedida de los ruedos, digo de las canchas. Todo un símbolo de Estudiantes en las últimas décadas, aunténtico eslabón junto a los hermanos Jofresa entre los bases de la vieja guardia del baloncesto español -los Creus, Corbalán y Solozabal- y los cracks del momento, los Calderon, Raúl López y compañía. Pero sobre todo, este "torero", esa estampa de Nacho Azofra, aficionado bueno (demente y torero), y es ahí donde quería, llegar denota tremanda torería y viene mejor a la causa que cualquier pataleta patriotera, rancia y absurda, aunque aquellos que han sacado la información, un lunes de resaca liguera, con Alonso estrellado en Japón, el pedazo de record de Gebreselassie en la maratón de Berlín y una entrevista profunda a Gasol, no quieran hablar de toros.
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