Francisco Camps parecía que esta semana nos iba a privar de su verborrea. Tanto que ni se permitió el lujo de anunciar por él mismo que la endeudada Generalitat anunciaba un nuevo plan anticrisis --y van cuatro-- de 705 millones de euros, que venía a sumarse a los ya presentados de forma increíble en este mismo mes de enero. Y tuvo que hacerlo Gerardo Camps tan escaso de ideas como risueño.
Parecía que consciente de la situación, Camps prefería no quemarse desde su posición de president de una Comunitat Valenciana azotada como ninguna por la crisis y en unos tiempos en los que no le sopla viento bueno. Pero de manera sorprendente ha decidido romper el silencio largando sobre un tema inoportuno para él y los suyos.
Tras el fallo del Supremo en el que se considera que no cabe la objeción de conciencia contra la asignatura de educación para la ciudadanía, Camps ha hablado. Y lo ha hecho después de que su conseller y escudero Alejandro Font de Mora defendiese dicha objeción por activa y por pasiva, se permitiese escenificar en la Comunitat uno de los mayores ridículos que se recuerdan en el mundo de la educativo con el supuesto boicot de impartir la asignatura de Ciudadanía en inglés sin reparar en la escasez de medios y que la sociedad le organizase la mayor de las manifestaciones que se ha tragado el PP en la ciudad de Valencia.
Camps, sin reparo ni darse por aludido, ha decido olvidar todo lo anterior y como suele decirse, ha arrimado el ascua a su sardina, y ha dicho que la sentencia del Tribunal Supremo es un "varapalo al gobierno".
1 comentario:
Te invito a ver un artículo sobre la educación en la Comunidad Valenciana:
http://www.terceraopinion.net/2009/05/03/la-mala-educacion/
Un saludo.
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