en la monumental de barcelona este fin de semana falta la televisión

Algo se ha hecho rematadamente mal ahora y siempre, en la Fiestas de los Toros en general para llegar a esta situación y concretamente este fin de semana.

El aficionado a los toros en España y Catalunya se ha explicado fatal. La frivolidad predominante de estos tiempos que corren nos ha engullido.

Esta claro, Catalunya no debería prohibir los toros:

porque Catalunya está (o debería estar) por encima de inquisidores de la moral y afanes de superioridad, las corridas de toros no deberían prohibirse en Catalunya. Porque la democracia no se sustenta en la prohibición ni en la imposición, sino en el respeto.

Pero la realidad lo pone a huevos y en plena agonía darle la puntilla y apuntarse la victoria es lo fácil. La fiesta de los toros en Catalunya es un espectáculo decadente. A esta situación se ha llegado gracias a los encauzamientos políticos en treinta y pico años de democracia y, sobre todo, gracias al pasotismo e inoperancia de los máximos responsables de la cosa taurina tanto en Catalunya como fuera de ella, que han venido a convertir la fiesta en los que es: "Un espectáculo sublime en mano de mediocres".

Así, mañana Catalunya no debería prohibir las corridas de toros, pero probablemente lo hará.

(...)

Voten lo que voten, señores diputados del Parlament de Catalunya: los que aman y defienden la fiesta, y por lo tanto son los primeros en defender y proteger al toro, no andan por debajo de ustedes en civismo, moral o sensibilidad. Cuanto menos, les van a la par.

La seriedad francesa ante la corrida de toros contrasta con el cachondeo generalizado con el que nos hemos tomado la fiesta a esta parte de los Pirineos.

Pero ahora todo eso queda demasiado lejos. La Monumental de Barcelona afronta sus dos últimas corridas y estas van quedar ahí encerradas: mensaje esteril, sentimientos sin voz.

Una pena que la televisión no esté presente ayer ni hoy en La Monumental de Barcelona. Eran días para olvidarse del dinero y difundir la Fiesta de los Toros sin tapujos y eso era cosa de José Tomás sobre todo, y también de Morante, El Juli y Manzanares.

Que quede claro, este es nuestro enésimo error cometido.