Foto :: Gloria Sánchez-Grande |
El País ha publicado hoy el reportaje Los toros, 'patrimoine culturel'. A grandes rasgos y con algún que otro error y patinazo se quiere ofrecer el buen momento que vive la tauromaquia en Francia, donde recientemente reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial ante la UNESCO. Esto ha ocurrido gracias, no al Ministerio, sino a los propios aficionados que dieron los pasos oportunos para lograrlo y seguir ganándose el respeto como han venido haciendo hasta ahora.
Aquí, unos y otros, después de estar una larga temporada arrojando piedras contra el propio tejado, nos desayunamos con que en Francia culturas taurinas son "palabras que suelen ir juntas en este país", que "el mundo del arte se vuelca con exposiciones protagonizadas por el toro", que se editan libros como "Nous n'irons plus à Barcelone (No iremos más a Barcelona), un ensayo de ecologistas, historiadores, y psicólogos rebatiendo a los animalistas, que no se ven por ningún lado"; o que al público joven no se le prohibe el acceso, sino, al contrario, se le facilita.
En fin, que sea para bien. Ahí va un pequeño extracto del reportaje:
Recientemente el Ministerio de Cultura francés declaró la tauromaquia "patrimonio cultural inmaterial". Siglo y medio después de que Eugenia de Montijo importara la fiesta, la temporada de Culturas taurinas -ambas palabras suelen ir juntas en este país- se extiende de abril a noviembre, de Mugron a Maubourguet, de Cazaubon a Orthez, de Hagetmau a Céret o de Fréjus a Le Grau du Roi. Medio centenar de plazas para espectáculos landeses, festejos ecuestres, novilladas, becerradas, encierros y corridas como las de Arles o Bayona, pero sobre todo las de Nimes, capital taurina de Francia, y también una de las principales plazas del mundo.
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