Daniel Menes desmostró soltura, la propia de estar toreado y con las ganas evidentes desde que se abrió de capa. Con la muleta estuvo templado, llevando muy cosidas las embestidas de su primero, una faena con transmisión de la que cortó un trofeo.
Menes volvió a destacar con su segundo en la misma línea. Gusto y toreo de quilates por naturales. La faena la alargó y al final la espada lo privó del merecido trofeo, pero la sensación que dejó el alumno de la Escuela de Madrid fue inmejorable, con ganas de verlo seguir progresando porque su futuro se intuye prometedor.
El valenciano Cristian Gómez también impacto en la nocturna de Algemesí. Se mostró capaz y poseedor de una personalísima tauromaquia y de raza como pars amilanarse tras dos volteretas. Se hartó a torear con trazo muy largo, sobre ambas manos. El triunfo era rotundo pero el descabello emborronó el final, pero no las sensaciones que había dejado.
La casta de torero lo llevó a porta gayola. Tres minutos tardo en salir del 'corro' el eral. Disposición arrolladora, el quite por chicuelinas y una faena que brindó a su padre. Una serie al natural fue rotuda. La faena bien ligada y argumentada. Dejó una estocada tras pinchazo y cortó una oreja.
Los erales de El Parralejo (tres) y de Javier Molina (uno, el primero) fueron enrazados, con transmisión e ideales para que los chavales sacaran a relucir sus condiciones en una noche en la que el público en Algemesí volvió a responder y deja para el futuro el Trofeo Naranja de Plata al mejor novillero sin caballos, que en su primera edició fue, merecidamente, para Aitor Darío 'El Gallo'.
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