Pero la corrida de Victoriano empezó como un tiro, poniendo el caramelo en la boca. Vaya que sí. Con 'Distante', el más liviano, solo 490 kilos (a 170 kilos del mayor del festejo). Casta de por medio, y emoción en sus arrancadas. Sorprendió incluso a Julián López 'El Juli', quien nunca apretó de verdad. Con ese punto de mansedumbre, pero bien protegido por su raza. Fue el que más y mejor quiso empujar en definitiva.
Sin tener mal aire al tomar las telas, del peto se salió suelto en el primer choque. Al segundo sí se quedó. Y en banderillas sacó excelente galope. Celo y empuje. En un cambio por abajo flexionando piernas por la zurda canta el pitón bueno. La primera serie por ahí es a la velocidad que marca el toro. Por el derecho se queda más encima. Se rebrinca y exige. Vuelta a la zurda. Surge el temple en las dos siguientes. Brotan varios naturales de mérito, pero la faena no estalla. El toro no se reduce, su casta siempre empuja y pide más. Vuelta a la derecha, el hilo conductor de la faena se pierde. Mucho que torear y poco sentimiento. Y a todo esto, Madrid exigiendo a El Juli como figura que es. Distante. Y 'Distante' se llamaba el toro que cabe perfecto en el cuadro de honor de la feria.
Perera trató perfecto al manso segundo, un 'Cantaor' como aquel que desorejó Jesús Duque en las Fallas de 2014. Pero fue manso sin atisbo de raza que le sujetase. Suavidad y temple en Perera. Donde quieras. Pero este 'Cantaor' se achicó, se iba y pasaba como si nada. Sin celo.
Y de 'Cantaor', a 'Soleares'. Otro mansurrón que sacó raza, genio, nervio y transmisión. Muy engallado de salida. Enseña las palas. Se deja ver, diciendo, aquí me las traigan. Va El Juli y en su capote se resbala la embestida por abajo e interrumpe el viento un buen manojo. La gaita arriba. Escopetado del peto y feo estilo ahí en tres choques. Espera muy arriba, encampanado, pero las telas siempre las busca abajo.
Brinda El Juli a David Mora. El inicio de faena es
contudente. Templado, mandón y decidido. Un muletazo rodilla en tierra y
un trincherazo soy bellos y necesarios. Luego es el toro el que saca
raza e incluso sorprende. No hace falta ni llamarlo. Se viene. Y El Juli
no se acopla en ese inicio a una embestida exigente y desigual, pero enrazada. La mano derecha la
hunde, pero no acaba de irse. Insiste por ahí Julián. Abre un poco más la
distancia y el muletazo por fin fluye. Una faena que parecía atascada se
remata en redondo con dos series en redondo de mano muy baja. Fue el
principio y el final.
A partir de aquí la corrida se condenó sola. El guapo 'Corchero' tuvo muchas virtudes pero en el momento de la verdad, cuando Perera se puso a torear aparecieron las miraditas a las tablas, las salidas distraídas, y al final la mansedumbre. Antes permitió el momento más brillante de la tarde en el tercio de quites. Chicuelinas de compás abierto de El Juli fueron contestadas por un Perera con pies de plomo en un tafallera, otra echándose el capote a la espalda y tres gaoneras pasándose los pitones por la barriga. El inicio ya fue un apretón para el toro, la primera serie en redondo ya se nota que el toro a perdido pujanza y al final el celo se desmorona y canta la gallina.
'Beato' no tuvo que ver nada el histórico 'Beato' de Esplá. Solo el pelo. La expresión era otra, la bravura también. Este 'Beato' de 651 kilos que le correspondió a El Juli no tuvo nada dentro. Lo expresó conforme empezó su diálogo en la plaza. No fue cosa de kilos. Fue cosa de casta.
El sexto quiso hacerlo mejor que ninguno. Incluso se empleó en varas, pero estaba flojo de remos y no le perdonaron. El sobrero de Montalvo tampoco arregló el desaguisado y Miguel Ángel Perera se estrelló sin más opción, justo un año después de hacerse el amo de Madrid.
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