#11S: memoria de aquel día de hace diez años

Hace diez años, martes 11 de septiembre, estaba bastante tranquilo. La costumbre vital por un largo tiempo de los exámenes de septiembre la había recién terminado. Diría que la víspera. Así, hasta el comienzo del nuevo curso, tercero de Periodismo, me las prometía bastante tranquilas.

Ese septiembre me estrenaría en Algemesí, por ejemplo, el día del debut de José Luis Miñarro con picadores. Pero eso ya sería el 25 de septiembre, cuando por cierto a un bravísimo novillo de Sánchez Arjona le cortó dos orejas y rabo.

Ese martes 11 de septiembre había acabado los exámenes. Creo recordar que sólo me quedaron dos. Economía y alguna otra. Así que seguramente me levantaría no muy temprano, casi a la hora de comer. 

Y de repente, lo conocido por todos a eso de las tres de la tarde. Mi imagen y mi voz de aquel día es Matías Prats --y el recordado y periodista de raza Ricardo Ortega-- en Antena 3, y luego un intenso zapping.



Las Torres Gemelas del World Trade Center Nueva York atravesadas por aviones, primero una, luego la otra; y la información a tropicones en un mundo incrédulo, alterado, en un mundo que estaba cambiando en directo; y ahora el Pentágono, luego el derrumbe de aquellas moles, la inmensa nube sobre Manhattan, el terror del terrorismo. Un nombre monstruoso: Osama Bin Laden. La guerra ante lo desconocido. Y un par de años después, el 'No a la guerra' a voz en grito y en la solapa.

La experiencia había que compartirla del ya 11-S. En vivo y en directo: con mi madre y mi hermana en casa, y por teléfono con una persona especial por aquel entonces. ¿Lo has visto, lo has visto? Es que esto no pasa ni en la Jungla de Cristal. Y en esa sensación de que nada iba a ser lo mismo --aunque eso habría que matizarlo diez años después-- me vinieron a la cabeza los compañeros de clase que todavía estaban empastrados con los exámenes. De Literatura era al día siguiente, 12 de septiembre; de eso es de lo que más seguro creo estar entre los caprichosos recuerdos de aquel día Histórico e inolvidable. No iba a ser fácil el día siguiente.

Los telediarios no tuvieron fin aquel día. La memoría, tampoco.

Y a todo esto, mucho mejores no es que seamos.