29 octubre 2007

recuerdos al vuelo de una temporada


Recuerdos de temporada: es primero que nada El Cid en los medios del negro ruedo de la bilbaína Vista Alegre con uno de Victorino (seis en total) viniéndole al paso, aguantando, esperando (temple, valor y mando). Y al mismo torero, roto sentado en el estribo, llorando el triunfo de una tarde como de toda una vida, sabiendo que muy pocos han llegado hasta ahí. Que muy pocos son capaces de torear así a seis toros de casta, uno tras otro y de verdad.

Justo por detrás, la tarde de la locura y la reaparición de José Tomás. Tenía que ser en Barcelona. Los acontecimientos se sucedieron a la altura del hecho histórico, aunque luego el video, tal vez, no haya soportado tanta emoción.

Pero la temporada es también un par de naturales de Talavante en Sevilla, su explosión en Valencia, el triunfo en Madrid, todo seguido. Y la rabia de torera de Morante, el día que se fue a la puerta de chiqueros de La Maestranza o en el sexto de la Beneficencia. Son en fallas tres toros bravos: Eneldo, de El Torero, un sobrero de Martelilla y otro de Fuente Ymbro. Respectivamente, correspondieron a Juan Ávila, Ambel Posada y a Víctor Puerto. Y otro, en Bilbao, de La Quinta que salió en primera posición y le correspondió a Juan José Padilla. O aquel que le tocó a Gallo también en Bilbao. Y los Rabosillos de Palha.

A César Rincón en su adiós con aquel de Torrestrella en Sevilla viniéndose, una vez más, de lejos. La despedida de Bilbao, aurresku y todo.

Otra vez a El Cid con un tal Borgoñés de Victorino, uno de los primeros toques de atención de Manzanares (José María), como luego en Alicante el día de San Juan, cornada incluida. Luego en Madrid también, el día que El Juli cuajó aquella gran faena, otra de las cimas de la temporada con Gaditano y Artillero de Victoriano del Río.

Los nombres de tres pedazos de toreros de Valencia: Tomás Sánchez, Ángel de la Rosa y José Calvo que merecen mucho más. Aquel Rafaelillo la tarde de los de Doña Dolores en Las Ventas y al que vi en la miurada en el día de mi debut en los sanfermines de Pamplona. Algunas estocadas, varias, de El Fundi o también aquella tarde del diluvio en la que dos franceses tomaron Las Ventas. Un novillero que se llama Miguel Tendero y el final de temporada de Perera, también aquella horrible cogida de Luis Francisco Esplá en Ceret, donde no pienso faltar la temporada próxima y la madurez de Juan Bautista, demostrada en una faena redonda a final de temporada en Madrid. Y una buena corrida de Jandilla que abrió la Feria de Julio y tres ilusiones entre los becerristas de mi tierra: el arrojo de José Arévalo, el valor demostrado de Fernando Beltrán y las buenas maneras de Juan Carlos Martínez.

Son recuerdos al vuelo de una temporada.

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