06 julio 2010

ripoll: de casta le viene al político

Suma y sigue. José Joaquín Ripoll es el último caso de (presunta) corrupción política. El enésimo en la Comunitat Valenciana y que, de paso, sirve para empatar el marcardor entre zaplanistas y campsistas. Ripoll era quien desde más alto defendía la vela del cartagernero, y lo de Gürtel como que le daba un poco de risa. Pero donde las dan parece que también las toman. Y al final va a ser verdad: todo político que se precie de serlo no puede tener las manos limpias. Tiene que tener un buen puñado de enemigos y cuantos más chanchullos entre manos, mejor, a espaldas de la opinión pública y de la sociedad que en su momento depositó en él su confianza o no. Tras tanto empeño, al final lo lograrán y la democracia cualquier día de estos en los diccionarios tendrá que cambiar su definición por sistema por el cual la sociedad mayor de edad elige a los desalmados que tienen el valor o la poca vergüenza de presentarse a los más diversos cargos públicos con el fin de hacer como que sirven al pueblo y al tiempo se enriquecen fraudulentamente con total descaro. Prudencia y responsabilidad dicen por ahí ahora, pero para la segunda ya es demasiado tarde. Los políticos ya son demasiados los problemas que vienen ocasionando a la misma sociedad que los ha elegido. Y los que quedan...

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