Tarde cumbre de José María Manzanares en Sevilla. Rotunda y rebosante de torería cuajando dos toros de Núñez del Cuvillo de buena y noble condición, muy boyantes. Al primero lo indulto porque quiso, porque lo toreó sublime en una faena plagada detalles, como un exuberante cambio de mano, muletazos larguísimos y de pechos la mar de sentidos. Ni qué decir que el indulto fue exagerado. Fue un buen toro, excelente para el torero. El Núñez del Cuvillo se llama 'Arrojado', marcado con el 207, de 500 kilos de peso y nacido en abril de 2007.
Al sexto lo volvió a reventar Manzanres con el toreo al ralentí, muy por abajo, enroscado, y el toro embistiendo muy profundo. Manzanares como en València, como en Castellón, volvió a cautivar y se encumbró a la cima de la tauromaquia en la mismísima Maestranza. Como un sueño.
La tarde empezó con un gran toro al que de capa lo torearon Aparicio y Morante como se torea a la verónica de verdad. Luego no se acopló Aparicio. Una pena, porque era otro toro importante.
El segundo fue un cuvillo con genio, encastado y pegajoso. A Morante le faltó poderle de verdad, sobre todo por el izquierdo. Y el resto de la corrida ya no valió. El cuarto se echó de descastado y con el quinto abrevió Morante.
La Historia (en mayúscula) era para Manzanares, quien 46 años después indultaba un toro en La Maestranza --en 1965 se indultó al novillo 'Laborioso', del Marqués de Albaserrada, lidiado por Rafael Astola--, alcanzaba la cumbre como torero, cortaba cuatro orejas y salía por la Puerta del Príncipe a hombros de la pasión. Esto es el toreo.
Por cierto, alguien debe ponerle freno al triunfalismo de La Maestranza, que campa a sus anchas desde ayer con el exgerado triunfo de El Juli y más que exagerado indulto del Cuvillo de hoy.
1 comentario:
A ver si cuando vaya a la única plaza seria que queda, no le entra el vírus ese de las espantadas.
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