la maestranza y por extensión la tauromaquia: entre bocazas y rabietas

Primero. ¿Qué culpa tendrá La Maestranza, sus piedras y albero de tener a sus mandos a dos cuñados  acomodados en lo heredado y, sobre todo, bocazas? Segundo ¿Qué responsabilidad tienen las figuras para con la Tauromaquia --Patrimonio Cultural para más inri-- y aquello que la sostiene y produce todo el aire que respira: la afición y el público, que a la mínima que a uno se le calienta el morro en una comida con periodistas sobones, pegan el puñetazo sobre la mesa y se van sin más explicación?

A ver. No, así no. Nos nombran Patrimonio Cultural y la primera en la frente. Se veía venir que es el propio sector quien no iba a estar a la altura se semejante categoría.

@MedinaEscalafon @zabaladelaserna @GloriaSGrande q sean lo q quieran, pero ser Patrimonio implica una responsabilidad q ¿alguien ha asumido?
— Andrés Verdeguer (@verdeguer) noviembre 7, 2013

La transparencia sigue brillando por su ausencia entre taurinos. Los Pagés ponen a caer de un burro a quien se le presenta, lloriquean invierno tras invierno, pero son incapaces de ofrecer un solo dato que sostenga su palabrería. Se atrincheran tras una suculenta comida, ejercen de bocazas y luego pasa lo que pasa un año sí, otro no, otro sí. Luego las figuras se pillan la rabieta utilizando la misma arma de la falta de transparencia y lo demuestran en un comunicado que hace de todo, sembrar más mierda entre otras cosas, menos comunicar.

No podría salir alguien diciendo, por ejemplo: No voy a Sevilla porque no me pagan 150.000 euros por tarde cuando La Maestranza a plaza llena afora un millón de euros.

Al parecer resulta muy complicado, diría que imposible.

El gran reto interno de la #Tauromaquia es la transparencia. Antes incluso que la unión. Va a ser que sí.
— Andrés Verdeguer (@verdeguer) noviembre 27, 2013

El año pasado, por ejemplo, un figura del toreo dicen que estaba la mar de feliz porque 'los de Sevilla' le había dado 60.000 euros --una miseria para una figura-- en un año en el que no hubo televisión en La Maestranza. Apenas un año después cinco figuras va y toman una "decisión que solo pretende que esta plaza recupere su identidad y se respete a los toreros y a sus representantes".

Esa preocupación en la recuperación de la "identidad" de la plaza recuerda aquel otro comunicado del extinto G10 (perdimos cinco componentes por el camino, como perdimos Barcelona, Donostia, Quito o Bogotá) en el que se decía: "vamos  a  ocuparnos  de  custodiar  la  tauromaquia  porque  nos  lo  ha  dado  todo  y  porque  creemos  en  sus  valores".

Y ahí es donde se esconde el problema de esta III Guerra Mundial provocada por lo bocazas que resulta un taurino y la rabieta de un grupo de figuras: que en definitiva la Tauromaquia les ha dado tanto a unos y a otros, sí; pero ni unos ni otros han producido a favor de una Fiesta, una Tauromaquia que respira sólo gracias al aire que producen aficionados y público. Ni han sabido comunicarla ni compartirla ni, mucho menos, venderla y generar a su favor. Y claro, ahora toca disfrutar de estos penosos espectáculos.

Qué va a pasar con la temporada en La Maestranza, si se acabará alcanzando un acuerdo como personas civilizadas, si llegará la televisión con un escuálido puñado de euros y alegrará a todos, si los maestrantes pondrán de patitas en la calle a Pagés, si las figuras aguantarán el tirón y veremos qué Feria de Abril se sacan los cuñadísimos, todo eso casi que importan poco o nada: lo que preocupa y de verdad importan es el trato e imagen que se da de La Maestranza y de la Tauromaquia. Toma patrimonio.