05 noviembre 2008

juan pedro domecq, el ¿evolucionista?

En la sección de economía de El Mundo Juan Pedro Domecq ha hablado de cómo la crisis afectará a la fiesta de los toros, pero eso sólo un poco. Contra quien dice que la fiesta vive gracias a las subvenciones, el ganadero se ha referido a los exigentes pliegos que plantean las administraciones.

Pero lo que realmente llama la atención del artículo es cómo engrandece de la figura del ganadero que ha monotemizado una gran parte de la cabaño de bravo. Dos párrafos llaman poderosamente la atención en los que se confiesa "evolucionista" --evolución, ¿hacia dónde?-- y "polemista de la tauromaquia" frente a aquellos que "anteponen el negocio y la forma de llenarse los bolsillos a espuertas sin cuidar la raza, la bravura y la casta", cuando Juan Pedro Domecq lleva colgado, desde que uno tiene noción --de aficionado--, el sambenito de ganadero comercial, es decir, de aquel que ha criado el toro al servicio de la figuras, su triunfo y comodidad.

"Acaba de terminar un libro: Del toreo a la bravura. En él explica la evolución histórica del toreo y del toro en todas sus formas.«Hasta ahora, se había hablado pero a retazos». En él se confiesa un evolucionista del mundo de los toros. Ese animal que, dice, ha dominado el mundo. Por eso, se considera y se autocalifica como un polemista de la tauromaquia, en contra de aquellos que anteponen el negocio y la forma de llenarse los bolsillos a espuertas «sin cuidar la raza, la bravura y la casta». Y es que, como asegura, «toreo y toro están siempre en continua evolución».

- ¿Qué ha cambiado de los años 50 con la forma de torear actualmente?

- «Para mí, hoy día torear es dirigir la embestida del animal con el capote y la muleta. Antes, lo único que se hacía, lo fundamental, era una lucha contra el toro, porque la suerte de varas de un caballo sin peto era su centro y el torero lo que hacía es jugar con la embestida del toro para burlarla y matarlo. El toreo de la muleta y el capote se va desarrollando lentamente»."

Vía :: Toro, torero y afición


Frente a esto, me remonto a la Feria de Julio de 1993 y a la crónica que firmó Joaquín Vidal de la tarde del 29 de julio en la que servidor, quien por entonces sumaba 13 años de edad, disfrutó como un enano y que entonces leyó (y todavía guarda) la crónica de El País, y ahora lee la palabras de Juan Pedro Domecq 15 años después de aquel suceso y simplemente pone en duda el evolucionismo del que habla el ganadero. Aquella crónica del maestro Joaquín Vidal se tituló Apoteosis del toro artista. A continuación copio y pego su primer y último párrafo:

"Triunfo total de Espartaco, otro parcial de Enrique Ponce y confirmación de las muchas ventajas que reporta practicar el toreo moderno: ése fue el balance de la última corrida de toros de la famosa Fira de Juliol, antes de impuestos y a reservas de futuras auditorías. Pero nada de eso hubiera sido posible sin la colaboración extraordinaria de los toros de Juan Pedro Domecq, que el ganadero está empeñado en llamar toros artistas, y que alcanzaron en este jubiloso festejo ferial un éxito de apoteosis. Para decirlo en corto y por derecho: los llamados toros artistas de Juan Pedro Domecq fueron seis dijes, seis perlas del Caribe, seis joyitas por engarzar, seis merengues a la puerta de una escuela.

(...)

Ya no hay duda: el toro artista es ideal para desarrollar la quintaesencia del toreo moderno, que Espartaco y Enrique Ponce interpretaron a placer. Y que consistió en ejecutarlo fuera de cacho, con alivio de pico, embarcando por la periferia la amerengada dulzura del toro artista, sin ajustes ni apreturas. No se sabe, en cambio, qué habría sucedido si a uno de estos coletudos triunfantes se le llega a ocurrir torear con arreglo a los cánones de la tauromaquia añeja, recreando el arte de parar, templar, mandar y cargar la suerte. A lo mejor va el toro artista y se muere del susto."

1 comentario:

Anónimo dijo...

Claro, Juan Pedro es darwinista y nosotros creacionistas. Ahora lo entiendo todo.