30 julio 2009

conclusiones sobre la feria de julio, sus ríos de tinta y lo que viene

Parece como que la Feria de Julio era para algunos mero trámite, como la antesala de algo que está por suceder. Mal. Algo como la concesión de la prórroga a Serolo o el fin de la relación, el anuncio de un nuevo pliego por parte de Diputación y el inicio de una remodalación --todavía sin definir-- de un coso catalogado como Bien de Interés Cultural. Quien la siguió desde ese prisma se equivocó. Cayó en el error de no dar a la Feria de Julio toda la importancia que merece y tiene.

Si no llega a ser por las comodidades de las figuras y sus palmeros, si a Valencia desde hace ya la tira de años los que mandan no la tomasen por el pito de sereno y no tuvieran la mala costumbre de venir aquí a echar el rato, la feria hubiese sido un ferión. Pero como esto está organizado así, y no hay diputado ni empresa capaz de cambiarlo, las corridas de las siempre deseadas figuras fueron un auténtico fiasco. Falló estrepitosamente su toro y embistió el que les tocó a los modestos: ¿Qué fueron 12 toros entre Los Bayones y Adolfo Martín? Pues pon que de estos sirvieron nueve y de los otros --Parladé y Valdefresno-- sólo dos.

Lo que está claro es que la gente se equivoca, pero qué se le va a hacer. La afición, ya lo dijo el de Ubrique, cabe en una autobús. El resto lo que quiere son caras conocidas y feriantes de postín. Por ellos son capaces de soportar el día más caluroso del año en los tendidos de sol, luego tragarse un auténtico tostón y ni abrir la boca para quejarse. En cambio, la mejor corrida de toros, la de Adolfo Martín con doble puerta grande y orejas de verdad para Padilla, José Luis Moreno y José Calvo, quedó en poco menos de media plaza, la misma que un día antes vio al mejor toro del ciclo, el tal Magnífico del segundo hierro de Los Bayones.

Piden para la Feria de Julio figuras, y las figuras resultaron, pero viniendo como vinieron no solucionan nada.

Pero el caso es que llenaron la plaza Ponce, Castella y Perera, y Morante, Juli y Fandi, y también el duelo entre Hermoso y Ventura, que por cierto dieron un gran espectáculo. Según lo vende Serolo, esas entradas en la Feria de Julio no se veían desde hace 35 años y probablemente sea verdad.

Por lo tanto ¿Quién decía que la Feria de Julio estaba muerta? Al menos en la plaza de toros de Valencia sigue con vida. Donde está moribunda de verdad es en el resto de la ciudad.

Y sigue viva la Feria de Julio en la plaza de toros de Valencia porque aquí se sigue levantando el sambenito de plaza torerista, lamentablemente, bullanguera y triunfalista. Pero, hagamos memoria, Julio también fue el toro, y es. Y cuando apareció el toro serio, con trapío y presencia fue cuando la feria se vino arriba y se olvidó del sucedáneo de fiesta con el que castigaron la figuras. Y eso, que así me lo enseñaron, también hay que recordarlo: un respeto al toro (¡y al novillo!) de julio en Valencia. Y al que a muy pocos he visto reclamar mientras andaban enredados en otros menesteres.


Y los ríos de tinta...




Uno llegaba a la plaza de toros y rápidamente las manos se le llenaban de papeles. Era como ir al quiosco un domingo. Papeles buenos para sentarse, para combatir el calor y también para leer. Tanto texto se acumulaba, que uno podía incluso despreocuparse de seguir la corrida. Lo que son las cosas: ir a los toros para leer.

Había novedades. Una era la continuación de El Tendido --publicación en la que colaboro--, que edita la propia empresa, y la otra venía junto al veterano Avance Taurino, que estrenaba el suplemento llamado La Tronera acompañado por un cursioso subtítulo como para tomar precauciones: "Refugio de aficionados y aspillera desde la que se lanzan andanadas de variado calibre". Se presentaba como "un suplemento de Avance Taurino dedicado a pulsar la opinión del aficionado y a intentar averiguar qué se busca y qué se quiere para la plaza de Valencia", pero la publicidad corría a cargo de Diputación de Valencia, concretamente de las áreas Taurina y de Turismo de las que es responsable Isidro Prieto.

Por esta razón, no había que extrañarse si un artículo firmado por el arquitecto Alberto Peñín arrancaba así: "Mi buen amigo, el diputado Isidro Prieto, me pide unas líneas que resuman las ideas que la Diputación Provincial tiene previstas sobre la Plaza de Toros que dirige..." Ya que de Diputación eran la páginas de publicidad, pues que también las de opinión fuesen por expreso deseo de la institución pública.

En plena Feria de Julio del año 2009 y en medio de la peor crisis de la historia conocida por la prensa escrita, la plaza de toros de Valencia se convertía en un espacio con cabida para no más de 12.000 personas en el que se han repartido dos publicaciones con 16 páginas cada una, en formato tabloide --El Tendido-- y la otra con tamaño cuartilla --Avance Taurino con su suplemento La Tronera--. Auspiciada una por la empresa gestora de la plaza de toros de Valencia, Serolo, y la otra por la propiedad del coso, la Diputación Provincial, con dinero público.

La penosa relación de dos partes que tienen un contrato de por medio, en este caso por el que Serolo abona a las arcas públicas de la Diputación un canon de más de un millón de euros, se veía en negro sobre blanco. Muy lamentable.

La Feria de Julio, la de Sant Jaume, se estaba celebrando, en el enclave de siempre y había quien le preguntaba, como a Alfonso XII, ¿dónde vas?, pero resulta que no se iba a ninguna parte y había una entrada aceptable, sonaba el Pan y Toros, se rompía el paseíllo, saltaba un toro y luego otro, se merendaba y en los papeles se decía prácticamente que la Feria de Julio estaba en la últimas y parecía como que ya se le tomaban medidas para el ataud justo cuando un día o dos después la plaza se llenaba, pero se prefería llamar a aquel espectáculo tercermundista, incómodo, insoportable y huérfano de gente joven, y en eso caían más de 40 grados al sol y los tendidos sol llenos, y mientras se planteaban no sé qué proyectos --puros castillos en el aire sin rematar-- para convertir el coso que diseñó el arquitecto Sebastián Monleón hace 150 años en un moderno qué sé yo y se lanzaban hipótesis sobre un nuevo pliego o sobre cómo queremos que sea nuestro próximo empresario, que si guapo, feo, indepentiente o con pendiente, francés o ex de una miss que estuvo en el candelabro, y todo cuando la Diputación todavía no ha dicho si concede la prórroga a Serolo o qué pasa aquí, así que mejor hacer tiempo e ir calentando el ambiente y darle una página diaria a la asociación que se creó al amparo de la propia Diputación para echar más fuego a esa hoguera de las vanidades que son los bajos fondos taurinos, tenerlos contentos, y luego ya se aprovechaba para tergiversar los problemas de la televisión y al tiempo que se ponía en duda una feria, unos carteles, una gestión y todo menos levantar la mano y asumir culpas tras haber subastado la plaza al mejor postor, que resulta que está al día con los pagos y da toros con cierto éxito. La sensación, en fin, era como si alguien desease de antemano que la Feria de Julio 2009 fuese un gran fracaso.

Ataque y contraataque. La Tronera era contestada desde El Tendido, el propio Serolo aludía entrelíneas a una deuda de Diputación de 74.000 euros con la empresa por unas novilladas organizadas fuera de pliego, y la cosa iba más allá: Avance Taurino y su suplemento La Tronera eran expulsados de la plaza y se repartieron desde la calle.

Está claro que nada justifica eso, pero alguien se tenía que sentir aludido por las "andanadas" lanzadas desde la "aspillera"; o sino, ¿qué intenciones tenía La Tronera? ¿Unir esfuerzos, trabajo e ideas por el bien y el futuro de la plaza de toros de Valencia, la Fiesta y todo --todo-- el conjunto de su afición? O por el contrario y simplemente, ¿sembrar tempestades e ir preparando el terreno a lo que tenga que ser?

Me agarro a la segunda opción. Pero pese a todo, pese a los ingentes ríos de tinta y pese a la libertad de expresión que existe incluso para poder equivocarse, la Feria de Julio ha mantenido el tipo y se ha hecho de respetar simplemente por lo sucedido en el ruedo y por lo que se ha vivido en los tendidos. Y veremos ahora lo que pasa con la plaza de toros de Valencia y hasta dónde respetan su integridad y veremos a quién se le ocurre decir que no a un millón y pico de euros por un año más.

Pero en la Valencia taurina la cordura está completamente out y lo que tenga venir resulta del todo impredecible al menos por el momento. Y todo por culpa de una Feria de Julio que no la ha diñado, que eso era algo que a más de uno le hubiese gustado, pero que ha pasado justo al contrario y la Feria de Julio sigue viva y coleando.



PS: Desde aquí, desde este modesto blog, estamos más que contentos de la Feria de Julio que hemos echado. Porque sabemos que de forma más que independiente le hemos dado a la Feria de Julio toda la importancia que se merece publicando con éste un total de 43 post, 36 fotografías y 19 vídeos que ahí quedan.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El debate debia empezar con pregunta ¿ Valencia taurinamente es plaza de primera ? .
? En estos últimos años hemos avanzado en la recuperación de la seriedad perdida ?
? Somos más a Bilbao o de Albacete ¿