Sebastián Castella no es el torero más largo ni más profundo ni con mejor zurda ni el más completo. Es un torero corto, de rígida muleta, pero de enorme valor, que ayer ofreció con mesura su mejor versión en Las Ventas de Madrid ante uno de Núñez del Cuvillo de tremenda franqueza. Suelto en los primeros tercios; claro y con recorrido en el momento clave, justo cuando el francés Castella se desbordó toreando al nartural como pocas veces lo había hecho antes. Ahí estuvo su conquista. Luego logró el redondo, su fuerte, lo sumó a los múltiples detalles que dejó, como esas trincheras y tricherillas, algún cambio de mano y un eterno pase de pecho, y mereció tras una estocada desprendida las dos orejas, su triunfo mas pesado en Madrid en pleno més de octubre.
Justo cuando la temporada casi todos la soportan como una auténtica losa, él se encumbró a lo más alto. Y lo lograba por segunda vez en esta temporada, y eso también tiene su mérito.
Foto :: Juan Pelegrín
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