David Galván con el primero. |
Escuché a una cuadrilla de hombre mayores hablar de José Tomás, del dinero que se lleva, del dinero que se trae, de los abonos que han aumentado e incluso mentar a ¡Manolete! Mientras, sucedía la novillada. Vi a uno pedir la oreja dándole palmas al presidente. Y sólo a uno indignarse ante la blandura y descastamiento que presentó por norma la novillada. Y por el día que es, víspera de la más triste efeméride de la que los que se consideran más o menos españoles no pueden ni deben sentirse orgullosos ni mucho menos, me acordé una vez más del final de 'La Vaquilla', esa obra maestra de Luis García Berlanga. "Andujano, es que ya no hay afición". O poca queda, vaya que sí.
La novillada de Los Azores, antes María José Barral, ahora propiedad de una familia de El Puig (Valencia), tuvo tan buena presencia como poca casta, falta de fuerzas y una desesperante nobleza. Y así resulta muy complicado. Más si fue día de viento revuelto en València, primero con un poniente que puso el mercurio a más de 40º y luego con un levante que lo revolvió todo. Así que no había otra que buscar el refugió de las tablas, allí justo donde la baja casta de los novillos encontraron su excusa perfecta y la buena disposición de Galván, Jesús de València y Duque encontró pocos huecos para sacar tajada.
Destacó David Galván en el primero. Por su muy buen sitio y apostura. Siempre cruzado, muy por abajo, cargando la suerte y sin hacer muecas de sobra de cara a la galería. Con el capote también funciona y con la espada anda seguro. La faena a su primero tuvo mérito e importancia, pero escaso eco en los tendidos. En cambio, en su segundo trasteo, que fue ante un inválido de medía arrancancada, recurrió a los efectos, recibió una seria voltereta y mató de buena estocada y por ello recibió una oreja de poco peso. Este novillo, por cierto, se había brindado a José Luis Benlloch.
La otra oreja fue para Jesús Chover, en los carteles ahora Jesús de Valencia, por la voluntad que derrochó ante el quinto, un novillo que se dejó por ambos pitones.
Chover, al aparecer, se ha atemperado con el cambió de nombre. Su mejores momentos los alcanzó de capa ante su primer novillo. El saludo con una rodilla en tierra al más puro estilo Ordóñez o el auténtico quite para sacar al novillo del peto con un larga de hinojos para dejarlo colocado para la siguiente, de verdad, para enmarcar y mostrar la clara senda a seguir por el novillero valenciano.
Luego, el mismo afán lo equivocó de terrenos. Buscó los medios y allí el novillo no quería embestir y la muleta parecía una bandera y en esas nunca consiguió reunirse con el animal. Apretó porque no le quedaba otra en el quinto. Irregular, como con el segundo, en banderillas. De rodillas y en los medios arrancó sobre la derecha en un emocionante inicio. Luego, ya metido en el tercio cuajó una buena serie en redondo, apunto el natural y se jugó el tipo en unas manoletinas de rodillas que le salieron de aquella manera porque eran imposibles por la condición del toro. Mató de estocada defectuosa y le concedieron otra oreja de poco peso.
Jesús Duque no tuvo esa suerte. El palco se la dio de íntegro en la primera parte del festejo , pero tras la merienda aflojó el moquero blanco, que no el verde. Se ve que estaba por un espectáculo con animales flojos de remos y orejero.
Y digo que qué culpa tendrá Duque, quien toreó al tercero con temple y cierto gusto al natural en una faena bien construída, mató con acierto, le pidieron de forma mayoritaria y que el presidente, aún sin merendar no concedió. Que la oreja habría valido lo mismo que las otras, poco o nada, y que no le habría llevado a ninguna parte, pero el chaval se fue a dar la vuelta al ruedo con un cabreo de aquí te espero. Luego el inútil sexto no sirvió para nada. Lo intentó, se fue a porta de gayola, le brindó a El Soro y todo, pero el novillejo se apagó de forma burda.
Y lo peor de todo es que nadie pareció cabrearse con esta novillada descafeinada y descastada. En fin, que esto ya ha arrancado y queda un día menos para el 23 de julio, que lamentablemente es la gran excusa para esta Feria de Julio. Como le decían al Andujano, vaya.
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