McEnroe durante su concierto en el Deleste Festival. |
Se puede decir ya, pasada la pertinente resaca que deja todo gran evento: la primera edición del Deleste Festival fue un éxito. Nació con fuerza. Y los motivos, pese a la lluvia que pudo deslucir (pero no lo hizo) tanto a primera hora como a última, fueron varios. La organización, que cuidó cada detalle, se preocupó al máximo porque todo saliera perfecto y si hubo algún defecto, fallo o error, seguro que lo tienen apuntado para una próxima edición que ya se espera con los brazos abiertos. El recinto. El Espai La Rambleta se reveló en espacio ideal para conciertos, capaz de acoger directos para aforos de entre 500 o 1.000 personas. El público. Todos pudieron sentirse privilegiados. Y todos sin distición de edad. El concierto de Templeton y actividades para los más pequeños fueron una gran acierto. Las condiciones del festival hicieron que todos puedieran estar a gusto en cualquier momento. Hasta la terraza tuvo sus momentos mágicos e incluso cuando la lluvia aparecía había quien trataba de encontrarle el lado mítico: "el Deleste o Woodstock valenciano", se preguntaba alguno que otro.
Pero sobre todo, el Deleste Festival se valora por su oferta musical y por cómo ésta puedo apreciarse, paladearse y respetarse. En el auditorio Budweiser fue se vivieron intensas sensaciones y en el escenario Jäggermeister el rock se desató. Todo en su justa medida. Habría que hablar de los conciertos matinales de las bandas locales --con méritos suficientes para codearse con los grandes del cartel-- como Soledad Vélez, Tórtel o Modelo de Respuesta Polar. Y en la sesión de tarde-noche tocaría citar a Beach Beach, Josh T. Pearson, Nudozurdo, Cuchillo o Fanfarlo.
Pero es que además este primer Deleste tuvo su momento mágico e inolvidable: el concierto de McEnroe. La emoción del auditorio alcanzó cotas enormes con en el directo de los vascos. Crudeza y delicadeza. Las canciones surgieron con temple artesanal. Doliendo en lo más hondo de puro placer. El auditorio se puso en pie para ovacionar a uno McEnroe enormes. Los McEnroe confesaron que nunca antes habían recibido tantos aplausos. Las canciones traspasaron las líneas emocionales una tras otra. La interpretación de 'Tormentas' fue sobrecogedora. Era mi momento más esperado y todas las expectativas fueron superadas. Fue el momento mágico del festival, concierto imborrable. De esos que te dejan roto, tanto que por mi se debería haber acabado todo en ese momento.
Nada más. Un placer participar poniendo algunas canciones que ayudaron a que la afición se sintiera un poco más feliz y mejor en el primer Deleste. Y dar la enhorabuena a la organización. En especial a Quique Medina por soñarlo y hacerlo.
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