Este entramado, salvo rencillas personales --habidas o por haber-- y varios escalones más arriba o más abajo según de quien se trate, es el que viene a sostener y sobre todo a dominar el cotarro de esto que algunos sueñan (soñamos) --soñar como pensar es el libre, y además lo primero está de moda-- sea reconocido como industria taurina y, sobre todo, que actúe como tal. El acto de El Juli del otro día ayudó a vislumbrar la situación. También, pero en menor medida, la presentación campera de Manzanares.
El caso es que estamos hablando unas 20 plazas de toros, las cinco principales empresas gestoras más sus satélites y el top-ten de los toreros (salvo uno, José Tomás, que mientras permanece en silencio, por no molestar, ni lo contamos). Y con todos ellos como grandes protagonistas se intuyen estas cifras teniendo en cuenta únicamente las ferias o abonos, su número de festejos, el público potencial al que aspiran según la capacidad de cada coso y el que se intuye --de intuir, porque datos oficiales y macrocifras públicas el toreo apenas tiene-- que reciben. Y así, podemos estar refiriéndonos a un total aproximado de:
- 180 festejos (corridas de toros, novilladas, rejones...) en las citadas plazas.
- Con un público aproximado de 1.610.500 (una media de 8.800 x festejo).
- Un público potencial de 2.350.000 espectadores.
- Entre 400 y 500 festejos en los que puede intervenir al menos uno de los toreros top (aunque casi siempre van en pack de dos o tres).
Estas cifras y el entramado que las sostiene tienen la contundencia suficiente como para aspirar a más, a dejar a un lado la timidez y crear nuevos canales de comunicación con la sociedad. Porque todo, el grueso, depende de eso:
- 5 grupos empresariales-familiares (e interrelacionados) sin apenas competencia externa.
- 10 toreros.
- 20 plazas de toros.
Foto :: Rullot
No haría ni falta la creación de ninguna Academia, estructura profesional o comité de sabios. Solo un poco de voluntad. Esa misma que les hace ponerse de acuerdo con los políticos para, bajo manga, ir recomendando ayuntamiento a ayuntamiento, diputación a diputación, comunidad a comunidad, pliego a pliego, y así los empresarios sellar alianzas ahora que vienen mal dadas y poner en suerte ese puñado de apetecibles plazas a ese top-ten de toreros, que por nada del mundo quieren dar un paso atrás, no sea que venga alguien y les mueva la silla, porque puede que no vayan ni a Sevilla.
El entramado ya no deja duda alguna. O no es otra pista el cómo se han rematado los carteles de Fallas mientras se cerranban las adjudicaciones de Alicante o, sobre todo, Zaragoza. El cotarro se piensa ( se sueña) a sí mismo de marzo a octubre.
El conjunto --acá, cotarro-- es lo que más se asemeja a la soñada industria taurina, aunque reducida y sobre todo acotada a unos pocos. Ahora solo faltaría darle la voz que merece. Las cifras que genera --sin pararnos a analizar los grandes datos económicos; eso además ya lo trabajó el profesor Juan Medina-- invitan a ello. A que igual que se reparten las plazas, se traban y se cierran los carteles de aquí a octubre, se ejecute la política de comunicación que demanda un cotarro semejante y más cuando no se le abren las ventanas de los grandes medios de forma normal y habitual.
Lo aconseja PENTAURO, además, en su punto cuarto:
Objetivo:
Fomentar la importancia, vigencia y proyección de la Tauromaquia como patrimonio cultural y transmitirlo al conjunto de la sociedad
A.) PROGRAMA PLAN ESTRATÉGICO DE COMUNICACIÓN:
Objetivo general:
Impulso de un Plan Estratégico Sectorial de Comunicación, dirigido a un público nacional e internacional para transmitir la importancia y la vigencia de los valores culturales, socioeconómicos, medio ambientales, filosóficos, tradicionales, estéticos e históricos de la Tauromaquia en sus dos vertientes (espectáculos de lidia y festejos populares).
Se han dado pequeños pasos desde los toreros top. El anuncio de Talavante la temporada pasada fue lo más mediático, han seguido la presentación de la temporada El Juli con diversas iniciativas a desarrollar, el acto campero y más discreto de Manzanares o la próxima cita de Morante en Joy son un nuevo avance, pero muy de consumo interno, aunque con cierta intención de proyectarse socialmente más allá del mero culto a la personalidad que dejan también en su defecto. Las empresas, agazapadas tampoco pasan del pequeño gesto, y feria a feria el calado es escaso.
La realidad que aquí se ha demostrado demanda el acuerdo global para que se ejecute la gran campaña de mediática que requiere la Tauromaquia, sobre todo este cotarro que se sustenta por si mismo, que viene con las cartas marcadas para cada cual y sustanciosos beneficios a repartir entre los que la mueven.
Se requiere el esfuerzo de mojarse. Por una vez aventurarse y adelantarse al PENTAURO. ¿Quién? Creativos de cabecera tiene el cotarro, la industria. ¿Cómo? Ahí están los medios de Canal Plus Toros, ahora tan bien relacionado con todos. Las excusas se acabaron hace tiempo, de nada sirven cuando hablamos de más de dos millones de público potencial y una realidad de la que todos, según su rol, quieren tomar parte.
De migajas y cultivando el culto a la personalidad al tiempo que se tienen pequeños detalles se avanza demasiado poco a poco o tal vez nada. Sobre todo cuando el efecto que provocas se cuenta por millones: de personas, de euros. El cotarro: la grandeza y sus vergüenzas.
¿Para cuándo la gran campaña mediática de su cotarro, de la Tauromaquia?
PS: Y lamentablemente, sí, en todo el texto ni una palabra del toro, auténtico misterio y verdadera fuerza de todo esto pese a que el cotarro a veces se empeña en delegarlo a un segundo plano. Más servicial que potenciador, lamentablemente, sí.
Vía :: @todotoros
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