18 abril 2014

gabo, ahora que eres eterno. ahora que eres mágico

Gabo, ahora que eres eterno, ¿o debo decir mágico? Toca agradecerte que aparecieras al principio. Un verano con la 'Crónica de una muerte anunciada'. Aquella perfección tarantiniana (cuando todavía ni existía ese concepto) del relato con diferentes objetivos, puntos de vista tan crudos. Fue el primer paso consciente de uno hacia los adentros de la Literatura, guiado por el inevitable placer de aquellas páginas en aquellos tiempos en los que uno no dejaba de descubrir placeres. Un tiempo en el que los tipos de seda y oro eran héroes absolutos, admirables, lejanos, ejemplares, como por encima de todo. Hasta que aquel brindis de Joselito en su mágico mayo del 96 --"aprendí a leer con 'Cien años de soledad', dijo José Miguel Arroyo"-- de un respeto imborrable, puso al escritor en la cima.



La palabra, el periodismo, la magia. 'La hojarasca', 'Cien años de soledad', 'Noticia de un secuestro' o 'El amor en los tiempos del cólera'. El coronel Aureliano Buendía o aquella Remedios la bella que uno siempre se esforzaba por imaginar hasta que se dio de bruces con una realidad carente de magia y un periodismo que respira por subvenciones, cada vez más alejado de Macondo y de sus páginas, aquellas páginas que propiciaron charlas de literatura y sueños, los mismos que ahora se antojan pesadillas. Gabo: ahora que eres mágico. Maldita la gracia. Pero muchas gracias.

Tu grandeza reconocida inevitablemente en este trance, me trae al recuerdo aquella admiración de aquel torero triunfante en sus días de oro: con tus libros aprendí a leer. La literatura, tu literatura ha calado hasta convertirte en mito. El brindis de Joselito es hoy un brindis multitudinario. Apabullante la admiración. Has sido referente en la iniciación de un puñado de generaciones. Si en casa encontré dos obras tuyas al principio, cuando te vuelvan a buscar, ya te digo, encontrarán alguna que otra más. Seguro. Porque debes seguir siendo ese referente que hoy reconocemos tantos. Aunque cada vez parezca más difícil. Ahora ya eres mágico.


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