De repente, el calambrazo. Venía la tarde inmersa en la monotonía, buscando una ilusión desesperadamente. Una ilusión para la tarde y para una raruna Feria de Julio. Y de repente llegó el calambrazo. Se encajó Varea, se abrió a doblones toreros con el 'talavante', dejó una trinchera para abrochar una reunida tanda en redondo y se encajó al natural, se dejó caer, todo lo alto que es, sobre los riñones, la cintura fluyó, la muñeca, y todo y se reunió al natural, templado hasta la eternidad. Una serie que fue reveladora. Era el momento de afirmarlo: 'Almassora té torero'.
Un natural nos pegó el calambrazo. Y la faena fluyó en los
medios, respondiendo el novillo colorado, escurrido y degollado, que se
empleó con nobleza. Otra serie más por ahí, uno de las flores y en
redondo. El mando, el temple y la compostura. El toreo se hace y además
se siente. Al epílogo, otra vez por abajo, devolvió Varea al novillo de
los medios a donde todo había empezado. Pinchó antes de la estocada, el
novillo, que derrochó bondad, se tragó la muerte y el premio quedó en
oreja. Pero la ilusión la habíamos encontrado ya. Bastó un calambrazo
que llegó, así, de repente.
La tarde venía floja. Alejandro Talavante prefirió venir
de ganadero cuando ni pudo entrar en la corrida que le gustaba ni quiso
entrar en la que le ofrecieron. Los dos primeros, muy cogidos con
afileres e informales.
El primero llevó la cara alta y mostró pocos atisbos de
casta. Álvaro Lorenzo lo intentó en una faena que alargó en exceso, pero
sin grandes esfuerzos imaginativos. Molestó el viento y el novillo no
tuvo continuidad. Alguna vez se fue por abajo casi por casualidad, pero
las más no quiso. Estocada desprendida y descabello tras aviso.
A ralentí sucedió todo en el segundo. Novillo escaso de
fuerza. Se derrumbó en los primeros tercios, pero en el último sacó
fondo de bondad. Varea avisó en el quite, por chicuelo, pero a compás
abierto (como José Tomás y El Juli), y abrochó de buena media. Lo mejor
de Cristian Climent llegó al natural, muy despacio. Por ahí le cogió el
ritmo y muy de uno en uno Climent ordenó una faena que luego emborronó a
espadas.
Foto :: Jesús Camacho-Burladero
Luego ya vino lo de Varea en el tercero y le dio a la tarde
la vuelta de tuerca que necesitaba. Así salió Álvaro Lorenzo y toreó a
la verónica con las yemas en el saludo al cuarto y ganándole los medios.
Muy seria la labor de Álvaro Lorenzo ante un novillo de Talavante en
manso, pero que sacó casta y pies. Con la firmeza con que aguantó la
seca embestida en el incio de faena estuvo el secreto por donde acabó
por encontrar el temple. Así, cuando más confiado y metido con el
novillo estaba llegó una fuerte voltereta sin consecuencias, que
resolvió aprovechando con los vuelos lo ultimo que le quedaba al pitón
izquierdo de un novillo ya entregado. Al final el premio quedó en
ovación tras dos pinchazos y estocada caída.
Cristian Climent cortó la oreja del quinto. Fuerza y
firmeza en el novillero de El Puig, que sujetó por abajo la mansedumbre
de un novillo que solo vio muleta. Mucho ajuste sobre ambas manos en una
faena enfibrada y a más, en la que el novillero acabó metido entre los
pitones. En el exceso de confianza y de dominio fue cogido sin
consecuencias. Apretadas las manoletinas finales antes de cobrar una
estocada baja. La oreja la mordió.
El sexto salió cuesta arriba. No descolgó ni por esas.
Parecía claro. Varea dejó detalles de gusto. Un cambio de mano al
inicio, por ejemplo. Lo feo es que se dio una vuelta al ruedo por su
cuenta que no venía a cuento tras cinco descabellos. Aparenta tener
torería como para no hacer esas cosas.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Valencia, 23 de julio de 2014. Tercer
festejo de la Feria de Julio. Novillos de Alejandro Talavante de
correcta, presentación blandos, nobles y no sobrados de raza en general.
Los mejores tercero y cuarto. Álvaro Lorenzo (silencio tras aviso y
ovación tras aviso) Cristián Climent (silencio tras aviso y oreja tras
aviso) y Varea (oreja tras aviso y vuelta por su cuenta). Un tercio de
entrada (algo menos de 4.000 espectadores).
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