El fin de semana ha sido de reposo, con tiempo para el primer baño de la temporada, y de encuestas. Las institutos de opinión tiene amplias cartas, para que cada uno elija la encuesta que mejor le venga. Las hay para todas los gustos.
En la "Comoditat" Valenciana han llamado tremendamente la atención las presentadas por el Levante-EMV, muy bien aliñadas y cuidando hasta el mínimo detalle. En el PSOE las deben estar saboreando todavía, repitiendo y todo; en cambio, en el PP aquellos que se las han zampado sin querer en el desayuno, están que no pueden. Y es que son sorprendentes, no están hechas muy con los pies sobre la tierra, aunque cosas más raras se han visto.
Domingo 20 de mayo: Los populares lograrían 48 escaños frente a los 51 diputados que sumarían socialistas, EU y Bloc
Lunes 21 de mayo: El PP perdería en el ayuntamiento (de Valencia) la mayoría absoluta que mantiene desde el año 1995
En qué consiste ahora la reacción. A quién venimos a estimular. En fin, que qué tonta se pone la campaña, tú, que deciamos que estaba dormida. O es que hay quien se cree que todo esto es como un sueño.
Algo tenía que haber, porque con esta campaña no podía ser. Los papeles han tenido que venir a animar el cotarro, con encuestas oliendo a fritanga. Menos mal, que otras son las alegrías pa'l cuerpo: lo de Castella y el concierto bueno de Los Planetas.
El pasado viernes 18 de mayo queda como un poco lejano; aún así, el trajín no lo ha transpapelado y todavía me deja una asignatura pendiente: ver completa la tarde de Madrid en la que Castella, por fin, salió a hombros por la Puerta de Madrid, la puerta grande de Las Ventas. Su faena al sexto no me admite dudas, aunque sí: el francés puede estar mejor. Y por dudas me interesan las de Pablo G. Mancha. A Castella le hemos visto crecer, del tío plasta que se pegaba el arrimón porque no sabía otra, al tío que se ponía en el sitio y le llovían las cornadas, al tío que torea más firme que nadie. Castella es un torero que está probado, y es a partir de ahora cuando se le puede medir del todo. Sus avances, lentos, han marcado un misma dirección. Lo veo capaz.
Tan rápido han pasado estos días, que ya mismo está ahí otra vez. El cartel me gusta, incluso lo del Puerto, si no salen como no es difícil intuir, inválidos y descastados, claro.
El viernes 18, además, tuvo el colofón del concierto de Los Planetas en Valencia. A su último disco, La leyenda del espacio, sigo sin haberle dedicado su tiempo, ninguno si exceptuamos una canción, que es la que acompaña. Así, la primera parte del concierto, dedicada a su última obra, lo más que hizo fue sugerirme y por momentos pude imaginarme a un Rafael de Paula haciendo, roto, el toreo. Como con Si estaba loco por tí o Ya no me asomo a la reja. Luego volverían Los Planetas que todos conocemos, los de verdad. Porque a todos no gusta ("El de Los Planetas, un disco que no me gusta") este nuevo rollo que se traen. Así, acabó con los clásicos: desde Corrientes circulares, Segundo Premio, Paque de atracciones, Un buen día, Fin del Mundo, Montañas de basura o De viaje.
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