Fotos de Carlos Carzalis publicadas en la galería de NY Times.
Vía :: Mundotoro |
Una vez más la fiesta de los toros llega al prestigioso diario The New York Times. El reportaje, dentro de la sección 'Arts' y escrito por Michael Kimmelman, es amplio y el trato que recibe la fiesta es postivo, aunque la foto que encabeza el texto es de la manifestación antitaurina del pasado domingo y que reunió a poco más de una docena de personas, alguna de ellas embadurnadas de pintura roja de los pies a cabeza. La otra imagen es de José Tomás en su salida a hombros de La Monumental de Barcelona con la senyera en su mano izquierda.
El reportaje, que se titula 'En una región de España, un crepúsculo de los matadores', de la fiesta de los toros se destaca su elemento cultural y se enfrenta a las posturas del nacionalismo catalán, que dice, considera las corridas de toros "una imposición del franquismo" y que "con los derechos de los animales vio el nacionalismo ampliada su agenda". Frente a esto y las intenciones prohibicionistas me gusta la opinión de Robert Elms, una de las fuentes que se utilizan en el artículo, que dice: "Vanidad, esa es la palabra. La vanidad describe una cultura de la inseguridad". Lo que no me gusta es lo que se dice a continuación, mezclando la fiesta de los toros con las polémicas lingüísticas y que enfrenta al catalán y al castellano en la educación. Además, Elms apunta que "mientras Europa es cada vez más grande y multicultural, Barcelona es cada vez más pequeña y catalana".
En el reportaje también tiene voz Paco March, crítico taurino de La Vanguardia, que dice sentir "rabia en nombre de la democracia" en referencia al posibilidad de que el Parlament Català vote a favor de la prohibición de las corridas de toros en Catalunya. Dice que "una minoría de opositores del toreo podría borrar los derechos de otra minoría, los aficionados, que está disfrutando de lo que es en este país un espectáculo legal que expresa verdades profundas sobre la vida y la muerte llevados a sus extremos".
Por cierto, a José Tomás se le compara con la perfección tenística de Roger Federer.
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