la insoportable acusación de la sinrazón veganista

La foto de arriba (primero de junio de 2008 con el arroz asomando en la marjal de Catarroja) es el fondo de escritorio de mi portatil desde hace ya una buena temporada. La de abajo es la foto con la que El País abría el cuadernillo Comunitat Valenciana del pasado domingo.



No salgo de mi asombro ni alcanzó a enteder una cosa: ¿cómo llega semejante 'manifestación' a ser noticia? ¿Quién considera destacable el animalismo, éste concretamente? Pero es que además, veo que no solo lo publica El País, sino que El Mundo también lo lleva en su edición digital, con el vídeo de las proclamas de los manifestantes. Y ahí, su lema de fondo e imperativo: "Hazte vegano".

¿Pero qué está pasando aquí? No seré yo quien diga que los caballos de la plaza de la Virgen son los que mejor viven del mundo, pero son de los pocos que todavía sobreviven en la ciudad de València y una cosa está clara: desde que los caballos desaparecieron de la ciudad la contaminación del medio ambiente va mucho peor.

¿Que los caballos ahora resulta que son esclavos? Y el de arriba, todo un experto a la hora arar, ¿qué es? Pues una animal que ha preparado los campos para la siembra de sus vegetales, tan veganos ellos. ¿O es que prefieren el tractor a gasoil?

Al parecer, no queda otroa que soportar la sinrazón veganista y su continua e insoportable acusación con viso de dictadura dietística. No es que te dicen cómo debes tratar a los animales, no; es que te dicen lo que debes comer: "Hazte veganista".

Asusta su afán dictatorial: primero fueron los toros en Catalunya, al amparo del buenísmo, la moral y, sobre todo, del nacionalismo catalán; luego será donde alguien trague con su argumentario; ahora los caballos y si el personal se descuida, adiós a la paella con pollo y conejo, dicho esto para hacer una gracia, pero con tal de verlas venir. ¿Los veremos algún día delante de un MacDonald's, un Burger King o frente al rincón del gourment en El Corte Inglés? No lo sé, pero los medios será probable que crean que entonces que eso no es noticia. Los cuatro que se ganan la vida en la plaza de La Reina con su caballos son presas más débiles y los medios no tienen problemas de conciencia publicitaria, y menos en agosto.

¿Esclavos los animales, dicen? Poca huerta y poco campo han pisado. Comérsela sí que sí. ¿Libertad para todos los animales rezan sus pancartas? Y ellos resulta que se ven capacitados para ordenar qué debemos comer el resto. Cualquier día se plantan en el Serengenti a manifestarse contra la caza de cebras por las leonas, porque claro, todas las especies merecen vivir libres.

Mientras, ellos tratando de imponer un ideario radical en pleno siglo XXI. ¿Respeto a los animales? De acuerdo, todo el que quieran. Pero permitanme, no me impongan desde su desconocimiento ni mucho menos utilicen la memez de que son la voz de los animales ya que ellos no la tienen porque por esa misma regla de tres nadie les ha pedido ayuda y su empatía puede que esté equivocada y no se hayan dado cuenta. Tampoco hace falta que me digan que debo o no debo comer. Ustedes como si logran pasar del aire, que las plantas también son seres vivos.

Y por lo demás, que les vaya muy bien con su negocio a escala mundial... porque otra cosa sí que no es.