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El Cairo. 3 de noviembre de 2010. |
Hace tres meses estaba en
Egipto. Tras unos días por el Nilo, llegamos al aeropuerto de El Cairo. Nada más subir al microbus que habría de llevarnos al hotel Ramses Hilton, un control policial. Le pregunté al guía, con el que ya habíamos logrado cierta confianza, si eso era normal. Sí, es normal. La seguridad y control sobre los turistas era una prioridad. Lo demás también era normal: el caos, la suciedad, la contaminación, una ciudad en movimiento, viva, las 24 horas del día. El perfecto orden del caos, que es como definió nuestro guía a su ciudad, El Cairo.
La 'normalidad' se rompió el 25 de enero. Una gran mayoría de la sociedad,
tras el ejemplo y aviso de Túnez, ha decidido sacudirse por vía de la revolución la imposición del régimen tejido por Mubarak tras más de 30 años en el poder. La sociedad egipcia, además de estar regida por la religión y la costumbre --como se encargó de transmitirnos nuestro guía--, ha estado movida por el poder de Mubarak, a quien hace tres meses pocos, muy pocos soñaban con expulsar del poder.
Hace tres meses te asomabas al balcón desde una habitación del hotel Ramses Hilton y podías
grabar y o tomar fotos panorámicas (como la de arriba) de El Cairo y su 'normalidad'. Hoy, en cambio, la presión es tal que hemos visto como entran en esas mismas habitaciones para requisar el material de los periodistas que allí se alojan y que tienen la plaza Tahrir, centro de la revolución, a la izquierda de la imagen, justo detrás de los puentes y carreteras.
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Plaza Talaat Harb. |
Hace tres meses unos jóvenes cairotas estudiantes de español tropezaban con nosotros cera de la plaza circular Talaat Harb square y decidían acompañarnos. Por practicar su español ellos, nosotros por curiosear. Querían saber como venir a España. Nos preguntaban si era muy diferente. De fútbol estaban al día. Les preguntábamos sobre la política en su país, si había posibilidad de cambio, y en todos los casos su postura era la resignación... y hoy pues probablemente estarán en la calle.
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