La clase política continúa dando espectáculo. Mònica Oltra --para muchos una especie de Juan de Arco en territorio pepero-- lució ayer su enésima camiseta en Les Corts, se armó y la oposición al completo acabó abandonando la sala en acto de solidaridad con la camista.
Vía :: La Paella Rusa |
(...) Oltra ha decidido emplear la artillería pesada: se ha quitado la americana. Y claro, eso ya ha sido Troya. Porque una cosa es aguantar mensajes textiles y esas cositas y otra atentados directos a la moral y al orden público. Les Corts son una casa seria y, claro, su presidente, Juan Cotino, pues se ha visto obligado a pedir amablemente (aunque visiblememte azorado y articulando con dificultad sus palabras) a la diputada que abandonara el hemiciclo.
A estas alturas de la película uno ya no sabe si esto es de reír o de llorar. Parece claro que Cotino tiene una interpretación muy personal de lo que son su atribuciones a la hora de determinar qué debe ser exigible en el atuendo de un diputado y entiende que puede expulsar a representantes de los ciudadanos por consideraciones no se sabe si éticas o estéticas. En cualquier caso, bien por él, que se ha marcado un punto. Y, además, ha logrado que se lo marque también la oposición, que ha secundado, encantada de la vida, el plante propuesto por Compromís. ¡Si Oltra no puede lucir camiseta nos vamos todos! Dicho y hecho, como un solo hombre todos los diputados de PSPV (o Socialistes Valencians, si se quiere), de Esquerra Unida y de Compromís se han largado bien contentos ante la perspectiva de poder ahorrarse el trepidante debate de la mañana, al que le quedaban todavía unas horitas.
El resto ya se lo pueden imaginar. Juerga y despiporre. Mónica Oltra posando para los fotógrafos, Compromís encargando camisetas para ponerlas a la venta, los servicios jurídicos de les Corts buscando jurisprudencia de parlamentos musulmanes sobre expulsiones a parlamentarias indecorosas y Cotino disfrutando del momento emitiendo una nota de prensa.
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