El monoencaste: lo mismo podrían ser toros que aficionados domesticados. |
Vía :: Hasta el rabo todo es toro | Genial una vez más Antonio Díaz. El post se titula 'Hacia un monoencaste de aficionados' y, entre otras cosas, nos enlaza a contemplar (con tristeza) una de las últimas camadas de los patas blancas de Sánchez Cobaleda, otra batalla perdida de esta fiesta en manos de unos irresponsables que buscan el toro previsible.
Pero la reflexión va más allá y el post resulta más que certero certero. Acaba así:
La crítica al monoencaste Domecq no es tirria de una banda de aficionados rencorosos, simplemente es el celo que una parte de apasionados profesan hacía un animal único. Despectivamente llamados toristas, como si el ídolo del torerista no necesitase de un toro para levantar las fiebres adolescentes en el tendido y el Diez Minutos.
La variedad de castas, capas, hechuras, encornaduras, comportamiento -salida de toriles, caballo, banderillas y muleta- debería de ser la base de los conocimientos de todo aquel que quiera ver de toros. Conocimientos que, con tanto bicho parecido, nos están negando a costa de dar a conocer una tauromaquia pobre que está favoreciendo la creación de un encaste de taurinos ricos y egoístas: los monomillonarios.
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