Pues debe ser algo así como esta foto de mi infancia. Es en la terraza del Hotel Los Pinos de Benassal donde uno tantas vez jugó y jugó al toro. No tendría ni cuatro o cinco años y no haría más de tres que El Soro había tomado una alternativa de la que hoy se cumple su trigésimo aniversario. Pero el sorimos ya se había extendido por toda la comarca de L'Horta, calando fuerte y convirtiéndose en desatada pasión por un chaval de Foios que ilusionaba a todos por su fuerza y ganas de querer ser.
La afición se retroalimentó en esa década de los ochenta y otros surgimos para el futuro de la Fiesta desde València. Como acertadamente lo ha titulado mi amigo Salva Ferrer, somos la 'Generación Soro' y agradecidos y orgullosos estamos de ello.
La foto para mí es mágica. La encontré mucho tiempo después hasta el punto de ni recordarla ni saber que existía. Estaba escondida entre las páginas de un libro, uno de los tantos libros que mi abuela leyó en esa terraza del Hotel Los Pinos cada segunda quincena de agosto, en un libro guardado y olvidado con el que fui a tropezar cuando uno ya empezaba a tener curiosidad por la lectura y buscaba libros en el trastero de casa y los manoseaba y los abría hasta que cayó la foto. Una foto que hace que se pierda en mi consciencia esta locura de mi afición por los toros.
El capotillo me lo cosió mi abuela, que para eso era (es) modista y las banderillas son dos palitos que uno recogía en las montañas del Maestrat y que me decoraba la señora Guadalupe con papelitos de las servilletas del bar del hotel. La señora Guadalupe era de Foios, epicentro del sorismo, y pasaba en el hotel los meses de verano.
La foto no deja de ser tremendista: a porta gayola, el capote extendido y un par de banderillas en las manos. Todo símbolos del sorismo.
A Vicente Ruiz 'El Soro' lo he podido conocer luego, cuando vine a Foios y la señora Guadalupe ya no estaba. Sin ir más lejos Vicente y yo estuvimos hablando dos horas el pasado sábado por la noche. De toros y de su sueño.
Su ilusión es la misma que contagiaba al principio de todo pese a su lucha con la vida y sus rodillas y estar desde 1994 sin vestirse de luces. Y su sueño, el que le ha llevado hasta aquí: vestirse una sola tarde de luces.
"Una, només en vull una. Entén-ho", me decía. Esto es el sorismo
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