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El hombre que más sabe de toros'. Más que recomendable para todos.
No pertenece al estamento taurino. No es aficionado. No asiste a los
festejos taurinos, aunque no los rehúye. “Mi familia es de León. Mis
genes se reparten entre la comarca del Esla y la Ribera del Porma, y
allí hay poca tradición taurina. Estas cosas de los toros hay que
mamarlas”. Sin embargo, Javier Cañón, investigador y catedrático del
departamento de Producción Animal de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid,
se ha convertido en el primer científico en clasificar la genética del
toro de lidia y, por tanto, en el mejor conocedor de la información que
acumula en sus entrañas. En el año 2007 expuso su estudio Variabilidad genética de la raza de lidia inferida al ADN
realizado con un muestreo que abarcaba aproximadamente el 90% de la
amplitud genética a partir del cual elaboraba, entre otras, las
siguientes conclusiones:
- “la raza de lidia debería ser
considerada como una raza de razas, con una gran diversidad genética
entre las unidades genéticas (encastes-ganaderías);
- “la
distancia genética entre encastes es casi tres veces mayor que la
distancia que hay entre cualquier pareja de razas dentro del bovino
europeo”;
- y “la forma en que los ganaderos la han
gestionado ha hecho de esta raza un gran experimento científico que ha
dado lugar a una explosión de familias, líneas o encastes, muchos de
ellos en serio peligro de extinción”.
En su opinión, ¿para qué sirven estos estudios genéticos? Creo
que ayudan. Fundamentalmente por el hecho de poner a la raza de lidia
en un mundo actual. Es algo así, salvando las diferencias, como cuando
Peridis realizó unos programas sobre el arte románico. Yo no soy una
persona aficionada, ni tan siquiera tengo una formación en la historia
de la tauromaquia. Sé genética y nada más. En mi opinión, lo más
interesante es que ofrece una información a la sociedad sobre este
patrimonio riquísimo, y siempre despreciado hasta ahora por todos. Unos
por porque consideran que la fiesta no va con ellos, y otros porque
sólo se fijan en la fiesta. Cuando hay biología y espectáculo, lo que
sucede es que uno se come al otro.
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