Foto :: Juan Pelegrín para las-ventas.com |
Luego, la corrida de Jandilla, floja y sobre todo descastada, empezó a cargarse aquello: una tarde que se las prometía revolucionaría quedó desbaratada toro a toro y, además, azotada por el inoportuno viento. Cuando se plantó Fandiño capote a la espalda a porta gayola y la tela le flameaba cual bandera muhos maldicieron y con razón. Menudo trago: el negro e incierto túnel y primero el torero y luego el capote. Salió bien el lanzamiento de la moneda. Bregadoras gaoneras, lucimiento nulo, emoción gorda. Fandiño ya ni daría tiempo a fumar con ése jandilla que valió poco o nada. Sin clase. La disposición del de Orduña no admitía dudas. Pero no hubo más historia.
El segundo de Vegahermosa, inválido de remate, no fue devuelto al corral por decisión presidencial. Luego, le embestiría un par o tres de arrancadas a David Mora, pero sin sacarle provecho. Y eso sí, matar mató de una estocada en buen sitio que lo dejó rodao.
Curioso detalle a la floja tarde de David Mora, espeso, mal colocado y ante todo poco favorable en sus formas a mejorar o pulir las condiciones de los tres de su lote, que de forma mejor o peor le regalaron alguna, varias o unas cuantas más embestidas.
A la defensiva el tercero, de casta vacío. Fandiño volvió a estrellarse. Lucimiento nulo. El viento ponía la otra pizca para hacer más desagradable una tarde ya muy lejos de las ilusiones previas. Iba rápido. El tercero era arrastrado tras 45 minutos de festejo.
Decir que la cosa mejoró en la segunda mitad sería engañarse, pero cuarto, quinto y sexto fueron los que mejor metieron el morro hasta que les daba por bajar pronto la persiana.
El cuarto subió la cuesta de la lidia cuando parecía que no, y en el último tercio puso varias embestidas. Mala gestión de David Mora, brusco y mal colocado de aquello. De capote violenta en exceso yéndoles muy a la contra y de muleta recurrió a los inicios por abajo cuando no tocaba y del cite, luego, muy al hilo.
Quinto y sexto, tal y como hacían intuir sus hechuras, fueron los que más y mejor embistieron. Toros de triunfo, de una oreja cuanto menos. La cosa seguía yendo rápida. A la hora y 24 minutos picaban al quinto. Un toro que se descubrió por abajo de forma simple. Fandiño le hizo un quite por tafalleras suave, y en el remate a una mano le dejó los vuelos abajo y el jandilla los siguió por uno y otro pitón con temple. Lo corroboró en el quite por verónicas de Mora, y en eso: fue toro que permitió dos quites y cierto ambiente manomanista.
El toro subió mejor hasta el tercer tercio pese a llevar un fuerte vara por la que dejó rastro de sangre allá donde se espero con fijeza. Pies y entrega para venirse pronto al cite. Fandiño fue al grano y empezó directamente en redondo. Administró bien los tiempos, que no la longitud de las series. Más allá del cuarto muletazo ligado la baja casta encedía las alarmas y la armonía se rompía. Emocionante en redondo en tres series ofreciendo distancia. Cuando probó al natural ya era demasiado tarde, el animal tenía media arrancada y se defendía por ahí. Se vino a menos el toro y la faena. Las mondeñinas finales tuvieron poca fuerza. El espadazo fue importante. La ovación, el premio.
El sexto era el burraquito con edad que había pasado por Bilbao en sus periplos de la temporada pasada. Toro con otro temple, tranco y formas ya de salida. Atragantón de David Mora, el toque fuerte y excesivo ya en el saludo. No torea David Mora para el toro y debería empezar a hacerlo cuanto antes. Sexto bueno en el caballo, metiendo la cabeza abajo sin protestar, aunque empleándose lo justo.
El cominezo por abajo fue excesivo para el aire templado que traía el toro. Lo que siguió tampoco fue el acuerdo. Y el toro acabó aburrido y Mora sin acabar de encontrarse.
El mano a mano acabó en decepcionante. No hubo revolución, el saldo de jandillas que dejaron las figuras era la trampa. La media entrada larga de ilusiones que registró Las Ventas merecía mucho más.
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