El telediario matinal del pasado lunes en TVE incluyo imágenes de una manifestación antitaurina en México DF que consistía en la típica performance de una multitud de cuerpos --unos 200 cuerpos-- desnudos y rebozados en pintura roja semejando sangre. Imagen impactate, pero aislada.
La indignación recorría una vez entre los aficionados con voz en Twitter. La indignación y la vergüenza de la que se dice la televisión de todos. Lamentablemente no es la primera vez que TVE aprovechaba la mínima ocasión para meterle una puñalada trapera a la fiesta de toros de forma irrespetuosa. Aunque eso, lo concerniente a la pérdida de respeto, es cosa que deben hacerse mirar los propios taurinos que han permitido llegar a esta situación en la que cualquier tema referente a la fiesta de los toros es tomado por el pito del sereno con la excusa de la moda de lo políticamente correcto.
El ojo crítico del aficionado había caído en la cuenta y sumaba esta nueva manipulación de RTVE respecto a la fiesta de los toros a otras anteriores. Pero para mi abuelo, en cambio, que también había enchufado la tele de buena mañana y que junto al periódico es su principal fuente de (des)información, aquella forma de protesta antitaurina en una gran plaza del DF mexicano era algo sorprendente y nunca visto. Así me lo dijo por la tarde, cuando mi indignación ya reposaba.
Le expliqué entonces que eso que había visto en TVE era desinformación y que es una demostración más de que la fiesta de los toros está proscrita de los grandes medios, también de los medios públicos. Le dije que, mientras él se había enterado de esa manifestación de sólo 200 personas poco más o menos, El Juli hacía una semana y ante 40.000 personas había triunfado o el rejoneador Diego Ventura en competencia con Hermoso de Mendoza había organizado una auténtica revolución que la afición mexicana está viviendo de forma apasionada. Pero a esos triunfos, auténticos acontecimientos de masas, la misma Televisión Española no les había dedicado ni medio segundo.
Y eso tiene un nombre: manipulación de la realidad, desinformación; y provoca una sensación, la de vergüenza.
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